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 viernes, 07 de diciembre de 2007  
Desazón por las vidas perdidas y alivio por la salud de los heridos
Los tres sobrevivientes están fuera de peligro, aunque uno sigue en observación

En sala de guardia de los hospitales del Centenario y de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), donde fueron hospitalizados los tres sobrevivientes del fatal accidente, se respiraba una mezcla de angustia y cierto alivio, sobre todo después de conocerse los partes médicos. Es que Sofía Rodríguez, Fernanda Ludmila Alzaría y Gastón Guruceaga, los tres de 17 años, salvaron sus vidas de milagro, tal vez, porque viajaban en el asiento trasero del Volkswagen Gol que se abrazó en una columna de alumbrado público en el Paseo Ribereño, y provocó la muerte de Gastón Ciucio y Manuel Lasiar. Todos son chicos que tejieron sus vínculos en torno a la escuela Zona Parque.

La desazón de las mamás de Sofía y Fernanda era tal que sólo agradecieron que sus hijas “estén vivas”.

“Están conscientes las dos, y dentro de todo bien, fuera de peligro. Sabemos que salieron de la fiesta pero no hacia donde iban”, contaron las mujeres.

Sofía cursa el tercer año polimodal del turno mañana en el Zona Parque. Se graduó el martes de la semana pasada, pero ayer fue a la fiesta de sus otros compañeros.

“Esto es duro porque es una escuela chiquita y nos conocemos todos”, decían.

Recostadas sobre un muro del Heca, en plena vereda sobre Mitre, cuatro amigas de Sofía y Fernanda les hacían el aguante. “Salimos cuando terminó la graduación y algunos decidieron ir a desayunar. Calculamos que iban a La Florida”, señaló Pamela, compañera de Sofía, quien luego del agasajo prefirió ir a dormir.

Mientras aguardaban noticias de sus amigas, hacían tiempo para dar el adiós a Ciucio. “Nos avisaron que el velorio es en Caramuto, y vamos a ir”, dijeron aún consternadas.

El Centenario.
El panorama en el hospital de Urquiza y Francia no difería demasiado del que se vivía en el Heca. Los familiares de Guruceaga y sus amigas del barrio seguían de cerca su evolución. Se mostraron aliviados tras conocer que estaba fuera de peligro, pero aportaron algunos detalles de las horas previas al accidente.

“Yo les dije antes de salir que tuvieran cuidado con el alcohol, que si tomaban no manejaran y mirá como terminó todo. Por suerte tiene algunos golpes, pero está fuera de peligro”, dijo su mamá, Claudia Bracamonte.

Guruceaga iba en el asiento trasero, junto a las heridas. Sufrió politraumatismos varios y un corte debajo de la lengua.

Según Bracamonte, el conductor del vehículo era único hijo. “Es un drama, creo que encima el papá le regaló el auto para el cumpleaños”, agregó.

Y se mostró sorprendida porque el vehículo fue desde España y Santa Fe hasta la zona de la costa sin que nadie lo parara. “¿Cómo puede ser que si la policía, la GUM y los inspectores de Tránsito saben que hay fiestas y que los chicos van a esa zona, no haya controles? ¿Nadie los vio a semejante velocidad?”, se preguntó la mujer sin encontrar respuesta.

Alcohol libre.
Un dato elocuente lo dieron las compañeras que estuvieron en la fiesta.

“Se podía tomar vino, cerveza, sidra y daikiri. La graduación terminó a las 4.30 y algunos iban a desayunar. Es una moda y casi todos van a La Florida”, coincidieron las adolescentes.

Una de ellas incluso saludó a Ciucio antes de que subiera al auto. “Todos estaban un poco mareados, pero no se caían ni tambaleaban”, recordó finalmente la chica.
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