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sábado,
17 de
noviembre de
2007 |
Estudio de la Red Propone "La escuela media para todos"
Repitencia y abandono, los límites de la expansión del secundario
La expansión lograda por la escuela media en las últimas dos décadas no se corresponde con más y mejores alumnos. Los datos que muestran los límites de la expansión son los de las tasas de egreso, repitencia y abandono. Un estudio de la Red Propone, titulado “La escuela media para todos, un desafío pendiente”, analiza la realidad y metas que le tocan enfrentar al secundario.
La masificación en el ingreso a la escuela media no tiene el correlato deseado en la permanencia en el sistema educativo y en el logro de estudios completos. Según datos del Ministerio de Educación nacional, para el período 2004-2005, promocionó en todo el país el 72,63 % de los alumnos de escuela media, repitió el 7,58 % y abandonó el 19,79 %.
Parte del problema —dice el informe— es que la institución escolar supone (y espera) alumnos con determinadas condiciones socioeconómicas y con determinado capital cultural, y enseña a partir de esa suposición. De este modo, aquel que no aprende es considerado diferente y, por eso, culpabilizado (con respecto a su capacidad, su origen, su familia, su comunidad, etcétera) y, en cierto sentido, obligado a reincidir en lo que la misma escuela considera fracaso.
Tal como analiza la Red Propone, concebir la educación media sólo como una cuestión de adolescentes y de escolaridad común hoy resulta insostenible. Según el censo nacional de 2001, un total de 15.557.202 personas de 20 años y más en todo el país no completó este nivel, lo que equivale al 63,78 % de esa población. La deuda educativa adquiere una dimensión mayor cuando se observa que el 52 % de los jóvenes de 20 a 29 años tienen el secundario incompleto.
Más oportunidades
Parte del desafío es entonces brindar oportunidades educativas pertinentes para la mayoría de los jóvenes que no han terminado la educación secundaria y cuyas trayectorias vitales pueden ser considerablemente diversas (solteros, en pareja, con hijos pequeños, con familiares a cargo, con o sin inserción laboral, provenientes de países limítrofes, nativos hijos de inmigrantes, etcétera).
No se trata de instrumentar escuelas para grupos específicos (como, por ejemplo, madres jóvenes o estudiantes que trabajan). Una educación media efectivamente inclusiva debería contemplar estrategias para que todos accedan a ella y tengan oportunidades de aprender independientemente de las trayectorias personales.
La masificación de la educación secundaria está atravesada por algunas contradicciones que señalan con claridad tres aspectos a considerar: la calidad de los aprendizajes, los alcances de la expansión y la población a la que se dirige la educación media.
La paradoja
Probablemente, la mayor paradoja de la expansión sea la coexistencia de una alta valoración social de la escuela media y de una gran insatisfacción con respecto a los aprendizajes adquiridos durante la permanencia en ese nivel educativo.
Quizás el mayor índice de la alta valoración sea la expansión misma. La obligatoriedad recientemente legislada para este nivel educativo hace coincidir un compromiso del Estado con un derecho de todos los adolescentes. La demanda de educación secundaria muestra que el aumento de los años de escolaridad obligatoria es consistente con una obligatoriedad subjetiva por parte de las familias. La escuela secundaria se ha transformado en lugar ineludible de los jóvenes que la valoran como un espacio legítimo y genuino.
Pero, al mismo tiempo, hay una creciente insatisfacción con los resultados de los aprendizajes. Insatisfacción que reflejan tanto las evaluaciones nacionales de calidad como las percepciones de diversos actores sociales. Entre ellos, los jóvenes son especialmente críticos de lo que sucede en la escuela tanto en lo que respecta a cuestiones organizacionales como institucionales. Señalan problemas de infraestructura y equipamiento, la baja calidad de la enseñanza, la escasa exigencia, la falta de formación y el elevado ausentismo de los docentes, la falta de una preparación adecuada para la universidad y para el trabajo y la pérdida del valor del título en el mercado de trabajo.
Y como se indica al principio, otra paradoja se expresa en los alcances y los límites de la expansión misma. En efecto, el aumento de alumnos matriculados en el nivel secundario convive con una tasa de egreso claramente insuficiente y con altos niveles de repitencia y deserción escolar.
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Aseguran que el desafío pasa por asegurar igualdad de oportunidades a todos los jóvenes.
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