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miércoles,
07 de
noviembre de
2007 |
Una técnica quirúrgica permite mover órganos con imanes
Médicos rosarinos desarrollaron la cirugía magnética para operar a través del ombligo. Surgió ante las limitaciones para maniobrar las pinzas por un único orificio. No deja cicatriz
Belén Travesaro / La Capital
En medicina las cirugías son cada vez menos invasivas. Esa tendencia trae aparejada la búsqueda de instrumentos más pequeños y de menor agresividad. En ese desafío está embarcado un equipo rosarino que creó una novedosa técnica quirúrgica magnética que sería la única en su tipo en el mundo, que permite a los cirujanos movilizar los órganos por medio de imanes. La idea surgió paralelamente a la experimentación de una cirugía que no deja cicatriz y se practica a través del ombligo. Ante las limitaciones que aparecieron para trabajar mediante este único acceso, inventaron un método para evitar incisiones y minimizar el dolor.
La técnica está en trámite de patentes en el Registro de la Propiedad Intelectual de Buenos Aires y Estados Unidos, y podría obtener la de invención para fin de año o principios del próximo.
El cirujano José Speranza dirige el equipo quirúrgico que se integra además con los doctores Osvaldo Pilli, Pedro Ruiz y Jorge Badaro, además del residente Sebastián Joandet.
A lo largo de este año —desde febrero a octubre— ya operaron mediante este método en el Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR) a 80 pacientes rosarinos afectados por problemas de vesícula, apéndice y ginecológicos, con excelentes resultados.
Anestesia local. Otro de los aspectos positivos de este avance es que permite operar insuflando el abdomen con menos gas y por ende no requiere anestesia general sino local. La cirugía magnética fue probada el año pasado en animales.
Para los cirujanos una cosa es operar a través de cuatro orificios por donde introducir los instrumentos, como la cirugía laparoscópica, y otra por un solo acceso. Tal limitación les causó dificulta des a la hora de maniobrar y los llevó a pensar en un nuevo método.
“No queríamos hacer más cortes que el que ya tenemos naturalmente (ombligo), pero por esta vía sólo podíamos introducir un endoscopio por cuyo canal podían ingresar pocas pinzas y esto nos impedía trabajar bien”, contó Speranza a La Capital.
A partir de esta necesidad se les ocurrió mover los órganos con magnetos por fuera del cuerpo. Para esto requirieron el asesoramiento de ingenieros electrónicos.
“Con la intención de miniaturizar los instrumentos los ingenieros idearon pinzas con imanes que permiten efectuar maniobras quirúrgicas dentro del abdomen dirigidas desde el exterior en forma magnética, lo que posibilita movilizar los órganos”, explicó el especialista. También consiguieron el mismo objetivo a través de una pinza con un motor manejado desde el exterior por radiocontrol.
Menor agresión. El mecanismo trae innumerables ventajas para el paciente. Entre otras disminuye el dolor posoperatorio y agrede en menor medida el sistema inmunitario. De tal manera se logra una rápida recuperación, según explicaron los profesionales.
“Facilita la deambulación y el alta médica”, especificó Speranza y añadió que el método también es útil con fines diagnósticos.
La expectativa del grupo de cirujanos rosarinos es que alguna empresa se interese por la técnica para poder desarrollarla comercialmente. “Ya existe una firma extranjera interesada pero hasta ahora no es seguro”, adelantaron los especialistas, que avanzan día a día con sus investigaciones.
La cirugía sin cicatriz por vía vaginal se realizó por primera vez en Francia a una mujer de 30 años a quien le extrajeron la vesícula. La intervención estuvo a cargo del profesor Jacques Marescaux y se realizó el 2 de abril del 2007 en el Hospital Universitario de Estrasburgo.
Cirugía del futuro. Estudiosos del país y el extranjero prueban este método quirúrgico por los orificios naturales del cuerpo sin dejar marcas visibles, que podría convertirse en la cirugía del futuro.
Si todo marcha como hasta ahora y los estudios de los rosarinos siguen dando buenos resultados quizás no falte mucho para que estas novedosas cirugías —hoy realizadas en forma experimental y por ende no habitual— pasen a ser una realidad de los consultorios médicos. Las esperanzas crecen.
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