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 miércoles, 07 de noviembre de 2007  
Otros dos niños aborígenes murieron en el Impenetrable
Un caso fue por deshidratación y era evitable. Exigen en la Corte políticas contra la desnutrición

Dos niños aborígenes murieron en un hospital del Impenetrable chaqueño, por causas evitables en al menos uno de los casos, indicó ayer el Centro de Estudios Nelson Mandela.

La entidad de derechos humanos señaló que los decesos sucedieron el sábado último, en tanto su abogado Rolando Núñez aseguró que uno de las muertes, causada por deshidratación, era evitable.

Se denunció que Ernesto Andrada, de tres años y de la etnia wichí, quien vivía en el paraje Rosa Supas, falleció en el hospital General Güemes, de Juan José Castelli. El niño ingresó el 31 de octubre al hospital de Nueva Pompeya, donde comenzaron a inyectarle suero, pero como se le hinchó el brazo se lo sacaron y “no lo atendieron más hasta que se agravó el cuadro” y fue derivado el sábado a Juan José Castelli, donde falleció.

Para Núñez “el caso era evitable porque el chico murió por deshidratación grave y una severa gastroenterocolitis, con desnutrición grado dos”, y aseguró que “hidratado en forma adecuada por simples mecanismos hoy viviría”.

En el mismo hospital falleció María Luisa Masa, de siete meses, pero interviene la Justicia porque hay dudas sobre las causas de su muerte. La nena era huérfana de madre y la cuidaba una tía, dado que el padre vive en Formosa.

Denuncia a la Justicia. Naciones aborígenes del Chaco también denunciaron ayer ante la Corte Suprema de Justicia la falta de políticas públicas para sanar enfermedades y combatir la desnutrición, en una audiencia en la que los gobiernos provincial y nacional defendieron su accionar.

Referentes tobas y wichís dijeron que “se siguen muriendo de hambre”, al criticar los programas de asistencia aplicados por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y la cartera sanitaria de Chaco.

Orlando Charole, titular del Instituto del Aborigen Chaqueño, un ente mixto creado por la provincia, advirtió que 19 miembros de comunidades aborígenes murieron por desnutrición, mientras que, interpelado por el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, reconoció falencias en la asistencia.

El funcionario dijo que el Instituto tiene un presupuesto de “cuatro millones de pesos” y reconoció que sólo el 10 por ciento de esa cifra es destinado a planes asistenciales, en tanto el resto corresponde a gastos “burocráticos” y “de personal”. (Télam y DyN)


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