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lunes,
05 de
noviembre de
2007 |
Un taxista abandonó a su pasajero en un robo
Luciano Angel N. vivió ayer una madrugada de pesadilla. Volvía a su casa en un taxi por barrio Tablada cuando el parabrisas reventó de un escopetazo. Chofer y pasajero bajaron atónitos y, al ver venir a tres hombres, les llevó un instante descubrir que serían asaltados. Ante ello el taxista se zambulló en el vehículo, aceleró a fondo y se perdió en la oscuridad. Luciano se encontró solo a merced del trío, de pie en medio de la calle y con la certeza de estar en serios aprietos. Atinó a correr pero no llegó lejos. Los maleantes lo persiguieron a tiros, lo alcanzaron y lo molieron a golpes para robarle lo poco que llevaba.
Ningún proyectil lo hirió, pero terminó cayendo mientras intentaba en vano eludir a sus perseguidores. Cuando estaba en el suelo le robaron el poco dinero que llevaba y un reloj. Poco después los tres maleantes fueron detenidos por la policía.
Noche de perros. El mal trance de Luciano N., de 34 años, empezó a las 2 de ayer. A esa hora subió junto a un amigo a un taxi en Ovidio Lagos y Córdoba. Su compañero descendió en Alem al 3900. El continuó viaje hacia su casa ubicada en la zona sur de la ciudad. El chofer reanudó la marcha pero, significativamente según una fuente policial, no lo hizo en dirección al destino indicado por Luciano N. Ya habían recorrido algunas cuadras cuando el taxista y el pasajero se sobresaltaron por un tremendo estallido. El cristal del parabrisas quedó hecho añicos cuando un escopetazo de una tumbera (una escopeta casera) lo atravesó.
Atónitos, los dos hombres bajaron para observar lo que había ocurrido, pero en contados segundos comprobarían que habían caído en una trampa. Se toparon con el agresor y después fueron emboscados por otros dos desconocidos. En ese momento, al parecer, el taxista decidió salvar su pellejo. Se subió al auto y se marchó. Luciano quedó solo frente a los maleantes.
Desesperado, disparó hacia adelante. Llegó a correr unas dos cuadras pero trastabilló cuando intentaba entrar en una granja. Allí fue alcanzado. Uno de los maleantes abrió fuego con un revólver calibre 22. Los dos o tres proyectiles que disparó no lo alcanzaron. “Uno de los tiros le rozó la cabeza”, contó un portavoz policial.
Ahí, en el suelo y sin escape, Luciano fue blanco de una paliza. Los ladrones le quitaron una billetera en la que había 29 pesos y un reloj. Se reincorporó a duras penas y pidió a vecinos que llamaran a la policía.
Un rato después, una patrulla del Comando Radioeléctrico llegó al lugar y salió tras e los asaltantes. Los atraparon a unas cinco cuadras, en el cruce del pasaje Ivanovski y Colón. “Los rasgos físicos de los detenidos coincidían con las descripciones que hizo la víctima”, explicó el comisario Gamboa, subjefe de la comisaría 16ª.
Los detenidos fueron identificados por la policía como Martín Miguel Zan Zan, de 34 años, Daniel David Martínez, de 19 y un adolescente de 17 años. En su poder los uniformados hallaron un revólver calibre 22, una escopeta casera y una réplica de un revólver. Pero no el dinero robado. Cuando se repuso de la golpiza, Luciano N. acudió a la comisaría 16ª para radicar la denuncia. “Estaba muy asustado por lo que le había pasado”, comentó el oficial consultado.
Un susto perdurable. Ayer al mediodía, Luciano N. descansaba en su casa de la zona sur. Su esposa le explicó a La Capital que no estaba “en condiciones” de explicar la odisea que había vivido. “Prefiere no hablar con ningún medio por temor a una represalia”, explicó la mujer.
Luciano no pudo brindar ningún detalle del taxi. “No solamente del número de licencia del taxi, que era tal vez algo más difícil. No recordaba ni la marca del auto”, sostuvo un oficial. l
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