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lunes,
05 de
noviembre de
2007 |
Lucero y el gol de la salvación
Luis Castro / La Capital
“El gol se dio en un partido especial. Es el más importante que hice en mi carrera. Ojalá que ahora se hable del derechazo de Lucero, je”, tiró Adrián, el autor del empate salvador ante los sabaleros cuando en el Coloso el clima se estaba convirtiendo en no apto para una derrota. Es que cuando la paciencia agonizaba en el Parque, a los 89 minutos apareció el zapatazo goleador que llevó todas las recriminaciones que podían aparecer a foja cero más allá de que el punto sea escaso para las pretensiones de engrosar el endeble promedio leproso.
El propio mendocino, que lleva marcados cuatro tantos en primera, reconoció que “el estadio era una caldera y se sentía el murmullo sobre el final. Uno trata de estar tranquilo, pero la presión estaba y sentíamos que la gente no se iba a ir contenta. Por suerte llegó el derechazo del empate”.
El Negro fue el único jugador relegado al banco de los que habían estado entre los once ante Gimnasia, ya que los demás cambios fueron tácticos (Donnet se recuperó de una dolencia e ingresó por Villagra y Gaitán reemplazó a Schiavi, lesionado). “Debía estar en el banco por no tener una buena actuación ante Gimnasia; entrar y hacer el gol por como estaba el partido fue valioso. Si perdíamos íbamos a quedar mal parados”.
—¿La virtud del gol fue que no dudaste en pegarle de derecha pese a ser zurdo?
—Se dio por cómo había entrado, confiado y con ganas de jugar. El exceso de confianza hizo que me animara a pegarle, en otras ocasiones la mandaba a las nubes.
—¿El empate terminó siendo un resultado justo?
—Sí, porque hubo un tiempo para cada uno. Colón manejó el primero y nosotros el segundo.
—¿Cuándo se dieron cuenta que lo podían empatar?
—En la jugada de Romero, al errar ese gol nos dieron una chance más porque si lo convertía cerraba el partido e iba a ser un golpe anímico importante. Por suerte conseguimos igualar y el equipo demostró que no todo pasa por la actitud y los huevos, sino que siempre se trata de dejar todo. A veces las cosas salen bien, y en otras no, pero se siguió la misma línea y rescatamos un punto.
—¿Qué fue lo primero que te dijo Caruso cuando te vio al final del partido?
—Me felicitó y estaba sorprendido como yo por el derechazo. La gente estaba mal porque no llegaba el empate y la presión la sentimos. Fue una tranquilidad para todos. l
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