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 lunes, 05 de noviembre de 2007  
Berlusconi aprovecha la ola de rechazo xenófobo

Roma. — El líder de la oposición italiana, Silvio Berlusconi, instó a cerrar las fronteras a los rumanos, mientras un aliado suyo pidió la expulsión de decenas de miles de inmigrantes europeos. El centroderecha, que desde hace meses pide elecciones adelantadas, busca aprovechar el clima de indignación pública causado por una ola de crímenes aberrantes cometidos por inmigrantes rumanos.

   El Papa Benedicto XVI sumó su voz al debate sobre el equilibrio entre seguridad de los ciudadanos y tratamiento de los extranjeros, pidiendo “justicia en lugar de odio” y garantizar a los inmigrantes condiciones de acogida.

   El Parlamento se apresta a debatir un decreto del gobierno que incluye expulsiones inmediatas de ciudadanos de la Unión Europea considerados peligrosos, así como derribar los barrios de viviendas precarias que los albergan. Esto último de hecho ya se hizo con el conjunto de casillas en el que vivía el asesino de una mujer de 47 años muerta esta semana, un rumano con antecedentes penales en su país de origen. El crimen, perpetrado la semana pasada, colmó la medida y causó una ola de indignación nacional.

   “Sólo en Roma deberían realizarse ya mismo 20.000 expulsiones”, exigió el líder de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, un aliado clave de Berlusconi. Este expresó por su parte que Italia debería sancionar una moratoria contra los inmigrantes rumanos. Desde el 1º de enero de este año, fecha de ingreso en la UE de Rumania, Italia ha experimentado la llegada masiva de imigrantes de ese país. Muchos de ellos son de etnias gitanas, como el asesino de la mujer en Roma.

   De la mano de un decreto aprobado en una reunión de emergencia del gabinete del 31 de octubre, bajo la presión de la opinión pública por el crimen de la mujer, el gobierno comenzó a expulsar o preparar las órdenes de expulsión de ciudadanos de la UE con antecedentes penales o considerados peligrosos.

   Pero para que el decreto tenga validez por más de unos pocos meses necesita ser aprobado por el Parlamento, donde las fuerzas de centroizquierda del debilitado primer ministro Romano Prodi tienen una estrecha mayoría. Es dudoso que la poderosa izquierda comunista, que forma parte del Ejecutivo de Prodi, vote el decreto.

   Berlusconi expresó que estaba analizando si sus legisladores deberían aprobar el decreto. Fini subrayó, en una entrevista al diario Corriere della Sera, que “los rom (como se conoce en Italia a los gitanos, muchos de origen rumano) no son integrables en la sociedad italiana”. Exigió tres condiciones para votar el decreto en el Parlamento: expulsiones inmediatas y efectivas, que se expulse a quien no tiene un rédito comproblable (según dicta una directiva europea vigente desde 2004) y aumentar el presupuesto de las fuerzas del orden.



80% de rechazos. Varios delitos aberrantes perpetrados por rumanos han sacudido este año a Italia. La violación y asesinato de la esposa de un marino en Roma fue el último crimen de una serie, y el que provocó la ola de indignación pública. El Corriere della Sera publicó ayer una encuesta en la que se indica que el 80% de los italianos “no ama a los rom” y apenas un 30% sostiene que la convivencia con esta etnia es posible. Junto con los albaneses, los rumanos y los “rom” son los menos queridos por los italianos. l
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