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 sábado, 27 de octubre de 2007  
No levanta cabeza

Mariano Bereznicki / La Capital

Deambula por la zona baja con total impunidad. Desde el exterior se percibe una notoria falta de compromiso por parte de varios protagonistas. El torneo sigue su acelerado curso y se consume cada vez más a Tiro Federal. Cada jornada es un desafío para el elenco de barrio Ludueña. Porque el descenso apremia, pese a que todavía queda hilo en el carretel de la B Nacional. En sus últimas presentaciones apenas manoteó un puntito, mientras que puso la mejilla en tres ocasiones. El que se aprovechó ayer de la anemia futbolística tirolense fue un limitado Unión, que con poco y nada le bastó para llevarse la victoria por 2 a 1.

   No le sale una. El Chaucha Bianco mete mano en cada presentación, pero su equipo derrapa seguido. Esta vez cayó por méritos propios. Porque un error del arquero brasileño Silvonei y un festejo inconsciente de Becerra hicieron posible una nueva derrota tirolense en el Fortín de Ludueña.

   Intentó generar algo de juego ofensivo, pero en todo momento chocó contra sus limitaciones. Esta versión de Tiro es una gama bastante completa en el fondo y en materia de contención en el medio, y muy base de tres cuartos de cancha hacia adelante. Porque entre Becerra, Croce y Rami se encargaron de que los zagueros tatengues tuvieran una tarde bastante light.

   Más allá de eso, los anfitriones llegaron al gol antes de la media hora del primer período por intermedio de Becerra. Pero al intermitente volante se le saltó la térmica en el festejo. Estaba amonestado y no tuvo mejor idea que sacarse la mufa contenida revoleando su casaca. Recibió otra amarilla y, la posterior roja. Eso condicionó al Tigre.

   Unión se animó en una acción ofensiva y sacó rédito. Pereyra madrugó a sus marcadores y fusiló a un desesperado Silvonei. Pero habría más. Si bien el partido estaba inmerso en la mediocridad, el arquero brasileño pifió un remate y mandó la pelota al córner. Rosales la acarició con su guante derecho y Flores, también ex Newell’s, no tuvo más que elevarse en soledad y decretar el 2 a 1.

   El complemento fue más de lo mismo. Tiro iba a los ponchazos contra el arco de Aseff, quien tuvo algo de trabajo, pese a la ineficacia de los puntas locales. Pero parecía que el destino estaba marcado: la derrota se tornaría inevitable. De yapa, el capitán Vilce también tuvo que irse a las duchas por doble amarilla.

   Los Tigres no logran levantar cabeza. Continúan a los tumbos en los dos frentes. Aunque el que más duele y preocupa, es el descenso. Ese mismo que no deja de acechar. l
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