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sábado,
27 de
octubre de
2007 |
Felipe entregó los premios Príncipe de Asturias
La lucha por el cambio climático, el recuerdo del mayor genocidio de la historia de la humanidad y el deseo de superación de conflictos presentes marcaron ayer la entrega de la XXVII edición de los premios Príncipe de Asturias, ceremonia que fue presidida por el príncipe Felipe. Al igual que en las anteriores convocatorias, la ciudad de Oviedo se ha volcado en el acto de carácter internacional.
Uno de los grandes protagonistas fue el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, premio Asturias de cooperación internacional por su lucha contra el cambio climático.
Ante un abarrotado teatro Campoamor, presidido por la tribuna de los príncipes don Felipe y doña Letizia, el recién galardonado con el Nobel de la paz instó a alcanzar un nivel de consenso ante las verdades que transmiten los científicos respecto a la crisis del calentamiento global.
Sin lugar a dudas, el momento más emotivo de la ceremonia tuvo lugar cuando Avner Shalev, el presidente del directorio de Yad Vashem, Museo del Holocausto de Jerusalén, recibió el premio a la concordia acompañado de 10 supervivientes del Holocausto.
El gran ausente de la jornada fue el cantante Robert Allen Zimmerman, conocido como Bob Dylan, premio a las artes. Sí estuvo Michael Schumacher, quien acudió para recoger el Asturias de los deportes.
En su discurso final, el príncipe de Asturias, Felipe, tuvo palabras de homenaje para los premiados, aludió a su diversidad que, afirmó, no les impedía luchar por los derechos fundamentales, el derecho a la vida y a la dignidad de las personas. “Son capaces de convivir en la diferencia y consideran su propia diversidad como una fuente de enriquecimiento colectivo”, dijo Felipe. l (Reuters)
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