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sábado,
27 de
octubre de
2007 |
Pesquisa que genera más dudas que certezas
Oscar Díaz, el hermano del sargento Pedro Díaz, uno de los tres policías asesinados en La Plata, advirtió anoche que las detenciones y el hallazgo de material incriminatorio resultan “muy extraños”. “La verdad que todo esto no me cierra. No me cierra que haya existido una masacre y tanta saña y que los asesinos se hayan quedado con todas las cosas”, manifestó.
Díaz reconoció que las detenciones le generan dudas. “No quiero decir que los detenidos no sean los asesinos, o que la policía no esté detrás de algunos de los asesinos, pero la verdad es que no entiendo nada”, consideró.
La mayor incertidumbre la tiene con respecto a que “alguien se guarde en la casa las zapatillas y el cuchillo” con los que se habría concretado la masacre. “No estoy diciendo que la persona detenida no sea culpable, pero hay otros. Como mínimo eran cuatro”, concluyó.
Los investigadores se entusiasmaron con las zapatillas que encontraron en uno de los allanamientos, ya que las suelas dejaban huellas similares a las “levantadas” en la escena del crimen, y encontraron además tres cuchillos que ahora serán peritados para ver si corresponden con las heridas que presentaban las víctimas.
Los investigadores apuntaban también a las armas que se llevaron: las dos pistolas 9 milímetros, la ametralladora, la escopeta 12.70 y los tres chalecos antibalas. Buscaban también agendas, teléfonos y ropas ensangrentadas, algunas de la cuales habrían sido secuestradas en una casa de Los Hornos.
Todas estas pistas apuntan a la hipótesis hasta ahora más firme en la investigación, que señala que un hombre celoso porque su mujer tenía una relación con el suboficial Alejandro Vatalaro, de 27 años, habría contratado a gente para vengar esa infidelidad.
Aún no está claro cuál fue el motivo del ensañamiento con el sargento Pedro Díaz y el suboficial Ricardo Torres Barbosa, cuyos familiares se reunieron ayer con el gobernador Felipe Solá.
Vatalaro recibió 33 cuchilladas y un tiro en la nuca; su compañero Barbosa tenía dos tiros en la cara y varias puñaladas, mientras que el sargento fue baleado por la espalda cuando escapó aunque también tenía heridas cortantes.
Los policías que intervienen en la pesquisa creen que los encargados de hacer ese trabajo habrían estado vinculados a un hoy empresario y ex policía bonaerense que conocería las instalaciones del centro de comunicaciones de la localidad de Arana, donde estaban las víctimas.
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