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sábado,
27 de
octubre de
2007 |
Testimonios de fin del polimodal
Los chicos de tercer año polimodal (orientación ciencias naturales) de la Escuela Media Nº 435 Doctor Luis María Drago no tienen dudas: todos quieren seguir una carrera, una buena parte trabajar a la vez para costear sus gastos y en gran número ya se han decidido por la universidad.
Los datos que aportan en una charla informal con La Capital corroboran lo recogido por la investigación de la UNR sobre orientación vocacional. En este caso se muestran muy seguros de “querer hacer algo”, manifiestan sus temores por lo desconocido que representa el salto al nivel terciario, a la vez que son muy críticos de la preparación que les ofrece el polimodal y expresan sus deseos de haber tenido más oportunidades de orientación vocacional y profesional.
Así y todo, el grupo es muy solvente en sus definiciones y comentarios. No dudan en hablar de sus elecciones y temores. La primera en levantar la mano para opinar es Ludmila Rachinsky. “ A mí no me costó decidirme, desde chica quise ser médica. Podría pensarse que es por influencia familiar, ya que mi abuelo es médico sin embargo la medicina es lo que siempre me gustó”, dice convencida la joven. También se inclinan por la medicina sus compañeras de curso Josefina La Rocca, que además afirma que “es su carrera”, y confiesa “un miedo terrible de no poder adaptarme al ritmo de estudio de la universidad”. El miedo de Josefina no es erróneo, ya que en el primer año universitario es donde se registra la mayor deserción.
Lucila Morales, la más crítica a los planes de estudio del polimodal que diseñó la ley federal, también se inclina por ciencias médicas.
Temor al primer año
Evelyn Gaiteri es otra de las alumnas que hace público su temor al primer año de estudio en la universidad. Ella se inclinó por la nutrición, un estudio que se sigue en el ámbito privado.
Para Agustín Manavella elegir una carrera que refleje cómo se ve trabajando es decisivo. “Voy a estudiar agronomía, me gusta el campo y me veo trabajando en esta profesión”, comenta para todo el grupo.
Hasta mitad de este año Carlos Gómez estaba en el grupo de los indecisos, sólo sabía que quería “estudiar y hacer algo”. Ahora se decidió por turismo, al tiempo que hace un curso de croupier. “La zona con casinos y muchos hoteles promete una buena perspectiva laboral”, agrega.
Junto a la puerta del salón está Daniela Crespo, levanta la mano para contar que “veterinaria es la carrera que eligió desde chica”. Aunque enseguida comenta que no descarta luego de recibida estudiar gastronomía y locución.
Hace dos años Alberto Quercia estaba seguro que ingeniería civil era su vocación, ahora cambió por ingeniería química, más ligada al rubro de la alimentación que es lo que está en su campo de interés. Romina López también se anotó en esta carrera, que figura entre las llamadas prioritarias por el Ministerio de Educación de la Nación
Marcos Antonelli tiene un sueño: ser director de cine. Pero como la carrera no se dicta en Rosario, se conforma con estudiar periodismo deportivo.
Para Sebastián Amherdt y Carolina Manasseri sus futuros están puestos en la biotecnología, y aunque no está muy decidida todavía para María Luz Ferreyra en convertirse en instrumentista quirúrgica.
También ciencias sociales
Otra de las pocas del grupo que se inclina decididamente por el área de las de ciencias sociales es Julia Rocca, que se inscribió en ciencia política. “Mi mayor temor es la comprensión de textos”, dice la alumna.
Al igual que los resultados arrojados por la encuesta de la UNR ninguno de los chicos presentes nombró a la docencia como una de sus posibilidades de estudio o trabajo. A pesar de las becas nacionales que estimulan que los mejoren se inclinen por enseñar.
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