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 jueves, 25 de octubre de 2007  
Un sobreviviente contó que Febres lo torturó con picana en la Esma

El sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) Víctor Melchor Basterra aseguró hoy que el ex represor de ese centro naval y ex prefecto Héctor Febres “me torturó con picana eléctrica debajo de las uñas”.

“Febres era el jefe del sector 4, donde estaban las salas de torturas y era uno de los torturadores. Siempre tenía aspecto sucio”, contó el testigo en el juicio que se le sigue al ex represor conocido en la Esma con los alias de “Daniel” y “Selva”.

Al abrir la ronda de testimonios en la tercera audiencia del juicio oral y público que sustancia el tribunal oral federal 5, Basterra contó que era “activista barrial y gremial” y recordó que marinos vestidos de civil lo secuestraron en su casa el 10 de agosto de 1979.

El testigo, de 62 años, también confió que antes que a él, llevaron a la Esma a su esposa y a su hija de sólo dos meses, a las cuáles luego liberaron.

“En la Esma enseguida me metieron en la sala de torturas que llamaban 'la huevera', porque tenía cajas de huevos pegadas a las paredes para insonorizarla y que desde afuera no se escucharan los alaridos de los torturados”, narró.

El testigo aseguró que “a Febres lo conozco bien porque lo he padecido” y en ese sentido explicó que “él me torturó con picana debajo de las uñas. Se turnaba en la picana con Colores (el ya fallecido policia Juan Del Cerro) y el prefecto Haczyk”.

Becerra, que testimonió en el juicio a las Juntas Militares, reiteró que cuando los ex represores le confiaron la tarea de fotografiarlos para los documentos falsificados “pude guardar una copia en la caja de papel sensible”.

Conforme fue pasando el tiempo y las condiciones de vigilancia se iban relajando, Basterra pudo ir saliendo los fines de semana de la Esma y cada vez llevaba consigo algunas fotos, hasta que consiguió reunir los retratos de 80 de aquellos represores.

Luego, según contó, esos retratos se convirtieron en los únicas fotos de los represores que como Febres dentro de la Esma eran conocidos por sus alias e incluso fueron publicados por el diario “La Voz”, ya desaparecido.

Los marinos también se apoderaron de su casa, llevando por la fuerza a su madre, en junio de 1980, a una escribanía y la obligaron a firmar los papeles de traspaso de aquel inmueble, según atestiguó.

“Estaban todos asociados para torturar, matar y delinquir. Sí, eran delincuentes porque que se quedaron con muchas propiedades y automóviles de sus víctimas” señaló.

Basterra evocó que durante tres meses tuvo grilletes en los pies, las muñecas esposadas y una capucha en la cabeza, que “tenía un olor nauseabundo porque había restos de sangre de otras personas a las que lo habían colocado antes”.

El 3 de diciembre de 1983, o sea apenas una semana antes de la retirada de la dictadura militar y la asunción del gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, dejó atrás el infierno de la Esma, donde pasó secuestrado cuatro años y medio con el número “de identidad” 325.

El Tribunal Oral en lo Federal Cinco (TOF5) reanudó esta mañana el primer juicio por delitos de “lesa humanidad” cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) en el que el ex prefecto Héctor Febrés es el único imputado. (DYN)
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