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 jueves, 25 de octubre de 2007  
Capturan al joven que mató al papá por maltratar a la madre
Había vuelto a su casa de V.G. Gálvez donde armaba un bolso para, según la policía, ir a Santa Fe

Personal de la seccional 29ª de Villa Gobernador Gálvez detuvo al joven que el domingo asesinó a su padre, cansado de que golpeara a su madre. “Lo encontramos detrás de un ropero en su casa. Había vuelto para preparar su fuga a Santa Fe”, señaló el subcomisario José Brunelli, subjefe de la comisaría interviniente.

   Carlos, de 24 años es mayor de ocho hermanos, hijos de Juan Sapo Martínez y Lili. El domingo pasado cambió la vida de esta familia domiciliada en Espora al 300 de Villa Gobernador Gálvez. El muchacho, harto de ver cómo su padre embriagado golpeaba a su madre, lo ubicó en casa de unos amigos y allí lo ultimó de un escopetazo.

   Ayer, el juez de Instrucción Nº 7, Eduardo Suárez Romero, le tomo declaración indagatoria a Carlos por el delito de homicidio calificado por el vínculo, cuya única pena prevista es la prisión perpetua. Sin embargo en ocasiones se dan circunstancias extraordinarias de atenuación que reducen la pena. Así, por ejemplo, ayer trascendió la condena a un joven de 24 años que mató a su padre en Granadero Baigorria en enero de 2005. Los jueces hallaron atenuantes por lo que restringieron la pena a ocho años (ver página 29).

La búsqueda. Los vecinos dicen que vieron salir a Sapo puteando de la casa de Lili, que había sido también su hogar hasta que la Justicia lo obligó a dejar la vivienda debido a problemas de violencia familiar. Se cruzó en la calle con Carlos. Hubo insultos y empujones como en muchas otras oportunidades. “Si me entero que le pegaste a mami...”, le gritó el muchacho a su padre, que siguió su camino hasta la casa de San Juan al 1900, donde vivía con un amigo de nombre Juan.

   Minutos después, Carlos salió de su vivienda a bordo de una bicicleta, recorrió las cuatro cuadras que separan a su domicilio de la casa donde estaba su padre.

   “Te dije que a mami no le pegaras más”, gritó el muchacho a su padre y le descerrajó un disparo de escopeta. El padre, que estaba sentado debajo de un árbol de mandarinas, murió. En tanto el chico se escapó. Recién el martes poco después de las 7 de la tarde fue aprehendido por la policía.

La situación judicial. Los encargados de la causa judicial deberán valorar la cadena de agravantes y atenuantes que figuran en este caso para tipificar la agresión. Entre los agravantes se cuentan el hecho de que el joven disparó contra su padre cuando éste estaba desarmado, en una situación en la que su integridad no estaba comprometida y la naturaleza del vínculo familiar.

   Entre los atenuantes puede figurar el maltrato reiterado sufrido por la madre, algo constatado previamente por la Justicia, que pudo alterar al muchacho y condicionar su conducta. No obstante, difícilmente pueda encuadrarse su comportamiento bajo la figura de la emoción violenta, dado que el joven no reaccionó cuando el ataque estaba transcurriendo, sino bastante después, lo que disipa la idea de reacción irracional.

   “Supimos que el muchacho había vuelto a su casa para buscar algo de plata y estaba tratando de hablar con algunos familiares para irse a Santa Fe”, contó el subcomisario Brunelli. El juzgado que interviene libró la orden de allanamiento y el personal policial se presentó en el domicilio de Espora al 300.

Atrás del ropero. “Cuando allanamos la vivienda, encontramos a este muchacho escondido detrás de un ropero en una construcción precaria de chapa que hay en la parte de atrás del terreno”, detalló el efectivo de seguridad.

   A pesar de la requisa policial en todo el domicilio, el arma utilizada en el crimen aún no fue encontrada. El joven habría dicho que arrojó la escopeta al río.

   La madre de Carlos se presentó en la comisaría para interesarse por la situación de su hijo. En esa misma dependencia policial, tiempo atrás había quedado asentada una denuncia por lesiones mutuas entre Lili y Sapo.

El último ataque. La mujer habría señalado que su marido —alejado del hogar por orden judicial— la había golpeado el día anterior a que su hijo lo matara.

   Luego de la declaración —cuyo contenido no trascendió— el joven fue revisado por un médico forense, para determinar si comprende la criminalidad del hecho y posteriormente quedó detenido en la seccional 29ª.
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La casa de Espora al 300, donde se gestó el incidente que terminó en el crimen.


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