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 jueves, 25 de octubre de 2007  
Los talles y los boliches, problemas adolescentes
Alumnos de 15 escuelas presentaron sus principales preocupaciones en el recinto del Concejo

María Laura Favarel / La Capital

Motivados por una iniciativa de la Oficina Municipal de Derechos Humanos, alumnos de 15 escuelas medias rosarinas presentaron ayer en el recinto del Concejo distintos proyectos referidos a problemas de discriminación. Destacaron las humillaciones que soportan cuando van a los boliches, la exclusión a la hora de comprarse ropa por la falta de talles grandes y el padecer de los discapacitados y también de los pueblos originarios.

Las iniciativas “que sean más viables tendrán tratamiento en el Concejo Municipal”, afirmó el edil Carlos Comi, quien presidió la sesión de Parlamentos Juveniles.

En un recinto colmado por los estudiantes se alzaron las voces de los adolescentes para reclamar el cumplimiento de las ordenanzas y leyes vigentes respecto a la discriminación.

Los proyectos, que fueron trabajados en escuelas públicas y privadas durante dos meses, coincidieron en problemáticas comunes como la discriminación que enfrentan los adolescentes en los accesos a los boliches por la ropa, el calzado, el color de la piel o el precio de la entrada. Esos condicionantes hacen que sean admitidos o no.

Otro tema que se debatió en la mayoría de las exposiciones que presentaron los chicos, sentados en las mismas bancas que ocupan los concejales, fue la falta de talles para “todos los cuerpos”. Destacaron que “se valora más el vestir que el ser” y la imposición de “prototipos excluyentes”.

En este sentido también hablaron de la discriminación a la hora de encontrar trabajo cuando se solicita “buena presencia”, en detrimento del saber.

Varias escuelas reflejaron trabajos realizados en favor de la unidad. Un grupo de chicas comentó la labor que se realiza desde su institución con jóvenes de la comunidad toba. También desde la escuela Familia de Dios contaron de un proyecto que funciona desde hace tres años, a partir del cual los alumnos trabajan conjuntamente con chicos de una escuela especial cercana. “Aprendimos a dejar de lado los prejuicios”, admitieron.

En la sesión, un alumno discapacitado fue ovacionado cuando habló de la importancia de las rampas en todas las veredas y el transporte de pasajeros. Con un simple gesto, los jóvenes mostraron su inquietud al respecto.

También abordaron cuestiones como la situación de los ex presidiarios y la regulación de la venta de alcohol en las disco para menores. A su vez, solicitaron la instalación de un número gratuito para denunciar hechos discriminatorios y la realización de cortos publicitarios y programas de televisión que analicen cuestiones propias de la discriminación.

Una intervención distinta fue la de los chicos de la escuela técnica Nº 393, quienes enunciaron el eslogan “no generalizar para no discriminar”. Concretamente reclamaron que no se los discrimine por ser de zona sur. “Nos etiquetan como delincuentes y nos miran con mala cara”, denunciaron.

Finalmente, un estudiante agradeció con vehemencia la iniciativa de Comi e instó a todos los participantes a “poner en la práctica lo que se habló porque el cambio empieza ya”.

Los Parlamentos Juveniles son reuniones que tienen un funcionamiento similar al de una sesión ordinaria del Concejo, donde tres representantes por curso presentan sus proyectos.


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