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| jueves,
25 de
octubre de
2007 |
Nunca es triste
la verdad
Cuando a un administrador o arquitecto que está ejerciendo en un edificio le recalcamos en la cara el desastre de su trabajo y la mala organización, cuando un automovilista a las 22 o 1 de la mañana toca bocina para que salga algún familiar de su casa sin pensar que los vecinos están durmiendo y le hacemos una reprimenda, cuando al que pone el auto en la vereda le decimos que eso no se hace, cuando se le toca bocina al que para en doble fila porque quiera o no está haciendo algo mal, cuando al colectivo interurbano le avisamos que se está excediendo de la velocidad límite, cuando a un político le dicen que estamos inconformes con su cargo... todos "se enojan" y hasta nos tratan mal. ¿Es que un inquilino o un peatón o un ciudadano no tienen derechos? Por lo menos, lo primero que deberían hacer en vez de enojarse y justificarse con gritos es reconocer que lo que están haciendo está mal. ¿Estas actitudes son correctas? Pienso que no son actitudes más que de una enfermedad del "sálvense quien pueda", porque si todos hiciéramos las cosas en forma correcta o intentáramos cambiar podríamos vivir mejor. Pero siempre llegamos a la misma conclusión, son unos pocos los que arriesgan su tranquilidad de vecino o ciudadano para solucionar algo. Ya que por ejemplo lo que sufre un inquilino, lo está sufriendo el departamento de al lado, nada más que uno hace exigir sus derechos y el otro es un cobarde que se beneficiará si ese logra algo… cuando no se da cuenta que si se hubiera unido a su vecino podrían haber logrado vivir mejor todos en comunidad. Y no hablo de juntarse todos contra el arquitecto o el que pone el auto en la vereda, porque no es un "contra él". Es un derecho y es saber convivir el pedir y el ceder.
Héctor Luis Else, DNI 16.985.552
[email protected]
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