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sábado,
20 de
octubre de
2007 |
Masacre sospechosa. Los integrantes de la Bonaerense fueron acribillados en una comisaría platense
Matan a tres policías y arrecian denuncias de conspiración
El presidente Kirchner dijo que los asesinatos buscan enrarecer el clima preelectoral
Tres jóvenes integrantes de la Policía Bonaerense fueron asesinados ayer a la madrugada a sangre fría en La Plata, en un oscuro episodio que no sólo conmocionó a la opinión pública sino que además sacudió el escenario político provincial y nacional a sólo nueve días de las elecciones.
El hecho fue perpetrado por un grupo comando que asesinó a tiros y puñaladas a los oficiales Ricardo Torres Barbosa y Alejandro Batalaro, y al sargento Pedro Díaz, mientras hacían guardia en la Planta Transmisora de la Superintendencia de Comunicaciones del Ministerio de Seguridad bonaerense.
Palabras cruzadas. La crueldad de los crímenes dejó al oficialismo y a la oposición envueltos en un cruce de hipótesis y explicaciones contrapuestas sobre los presuntos móviles del caso, que no hizo más que reverdecer la polémica sobre la inseguridad en la provincia de Buenos Aires.
El jefe del Estado, quien como consecuencia de los asesinatos suspendió el viaje que tenía previsto hacer a La Rioja, dijo que “no es casualidad” el ataque contra los policías, y tampoco que “sea a tan pocos días de un proceso electoral”.
El primer mandatario se refirió a la intención de “generar una situación turbia y rara” previa a los comicios presidenciales por parte de “grupos minoritarios que no los tenemos bien identificados”.
Si bien aclaró que aún no sabe el motivo del asesinato de los tres policías, Kirchner destacó que “se pueden dar un ajuste de cuentas, un accionar mafioso, algo por casualidad o puede tener que ver con los juicios que se llevaron a cabo” contra Miguel Etchecolatz y Christian Von Wernich.
Su esposa y candidata a sucederlo, Cristina Fernández, también sembró sospechas políticas sobre los autores de los asesinatos, y aunque no precisó a qué sectores atribuía la responsabilidad de los crímenes dijo que eran grupos minoritarios a los que “tal vez les moleste” el modelo socioeconómico implementado por el actual gobierno (ver aparte).
Después de conocido el hecho, el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, convocó a una reunión de gabinete de emergencia para analizar el caso. Al terminar el encuentro, el ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo, aseguró que se trató de “un crimen mafioso político”, pero admitió que podría estar “vinculado a sectores de la policía corrupta que fue exonerada”.
Su colega de gabinete, el ministro de Seguridad León Arslanián, luego de haber recorrido el lugar donde se produjeron los asesinatos, afirmó que el crimen de los tres policías podría atribuirse o bien “a una venganza” de delincuentes, o a “un acto de terror para instalar un clima de inestabilidad y alarma antes de las elecciones”.
Lecturas. Quien es el responsable directo en la conducción de la Policía Bonaerense aclaró que “el robo está descartado” como hipótesis del triple crimen ya que del destacamento de Comunicaciones sólo se llevaron armas.
Más tarde, Arslanián dijo que los asesinatos de los tres policías son un “atentado contra la democracia”, y admitió que “puede ser” que los criminales sean policías exonerados.
El ministro dijo que el triple crimen es “contra la política de los gobiernos” nacional y bonaerense. “Puede ser que sean policías exonerados, no lo podemos descartar, pero este no es un hecho vulgar y corriente”, enfatizó.
Una lectura exactamente opuesta hizo el candidato a gobernador bonaerense Juan Carlos Blumberg, enemigo político de Arslanián, quien consideró rápidamente que “el robo de las armas” fue el móvil en el asesinato de tres policías bonaerenses, y descartó que ese crimen guarde relación con la campaña electoral.
El aspirante a la Gobernación por Unión-PRO, Francisco de Narváez, coincidió con la hipótesis de Blumberg. “No veo el trasfondo político, es un hecho terrible que marca el incesante incremento de la delincuencia. Mi preocupación es que se han robado armas”.
Pero también hubo dirigentes que prefirieron no hacer interpretaciones políticas sobre los crímenes, como el vicepresidente y también candidato a gobernador bonaerense, Daniel Scioli. El postulante kirchnerista evaluó que “no hay espacio para el aprovechamiento político ante el dolor”.
Idéntica posición adoptó la candidata presidencial de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien entendió que “no se ayuda a la construcción de la paz con especulaciones ni cálculos electorales”.
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Familiares de las víctimas no encuentran consuelo tras el brutal asesinato.
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