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sábado,
20 de
octubre de
2007 |
Gremios divididos tras la huelga
París. — Un día después de la huelga ferroviaria más secundada desde la Segunda Guerra Mundial, los gremios franceses no logran ponerse de acuerdo sobre cómo frenar las reformas del presidente, Nicolas Sarkozy, quien dijo ayer que no dará marcha atrás con sus planes.
Algunos sindicatos pequeños continuaron ayer con la protesta, mientras que el poderoso CGT instó a sus afiliados a volver al trabajo. Los sindicatos ferroviarios y del sector energético convocaron el paro para forzar a Sarkozy a llegar a un acuerdo sobre su plan de acabar con el derecho de algunos empleados públicos a retirarse con la pensión completa con 50 ó 55 años.
Las consecuencias de la falta de trenes y colectivos se notaron sobre todo en París y sus alrededores. Como la población no estaba preparada, se produjeron grandes atascos en un área total de varios cientos de kilómetros.
No hay marcha atrás. Sarkozy aseguró ayer que seguirá adelante con la reforma de los regímenes especiales de pensiones a pesar de la masiva huelga, aunque ofreció dialogar con los sindicatos para que nadie resulte “humillado”.
Los fondos especiales se aplicaron tras la Segunda Guerra Mundial, principalmente para trabajadores con empleos de fuertes exigencias físicas, pero están provocando déficits que costarán al contribuyente aproximadamente unos u$s7.000 millones este año. Las encuestas muestran un fuerte apoyo ciudadano a los cambios del gobierno de Sarkozy y oposición a las huelgas.
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