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lunes,
15 de
octubre de
2007 |
Construcciones con falencias
Apenas inaugurado el primer minipenal de la cárcel de Piñero, en marzo de 2006, y la alcaidía de Jefatura, en septiembre de ese mismo año, se detectaron en ambos lugares gruesas falencias edilicias. Cuando llovía “entraba agua por los techos” y las paredes se humedecían. Ese inconveniente estructural de los emprendimientos provocó que se demorara el traslado de presos alojados en las comisarías rosarinas y que legisladores provinciales del ARI presentaran un pedido de informes sobre las construcciones carcelarias.
Al respecto, el ministro Rosúa dijo a La Capital: “Vivimos en la Argentina, donde son altamente irresponsables tanto los constructores como los organismos de control del Estado. Cuando terminaron el pabellón 1 en Piñero, yo le hice hacer el acta de recepción al Servicio Penitenciario provincial con la salvedad de que lo íbamos a someter a prueba. La prueba se hizo cuando llovió y entró agua por todos lados. Entonces se intimó a la empresa constructora, que reparó las deficiencias”.
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