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 domingo, 30 de septiembre de 2007  
Un proyecto gasífero ilumina el Artico
El pueblo más al norte del mundo reflorece gracias a la explotación de combustibles fósiles

Wojciech Moskwa / Reuters

Hammerfest, Noruega. — La llama que se eleva 100 metros por sobre una nueva planta de gas simboliza el renacimiento de Hammerfest, la cual afirma ser la ciudad más al norte del mundo y la que gracias a los combustibles fósiles hallados cerca de su costa está viendo su suerte cambiar. “Tenemos una nuevo pueblo”, dijo Bjoern Risto, un consultor que trabaja para las autoridades municipales de Hammerfest, la salida al mar de Barents y hasta hace poco una comunidad de pescadores en decadencia. “Ya no hay más estancamiento ni pesimismo, somos la envidia de los pueblos adyacentes”, agregó el consultor.

   Desde que comenzaron las inversiones hace cinco años, los precios de las viviendas se han duplicado, se han establecido 200 nuevas compañías en Hammerfest y su población se disparó un 10%, a casi 10.000 habitantes.

   Aunque arde a dos kilómetros de distancia, la enorme llama que sale desde Snoehvit ilumina las calles de Hammerfest como una luna llena durante un mes. Su rugido se puede escuchar por toda la ciudad, como el sonido del motor de un jet.

   El proyecto de gas natural Snoehvit, operado por el grupo noruego Statoil, es el primer desarrollo en el mar de Barents y la primera planta de gas natural licuado (GNL) en el Artico, región que podría albergar un cuarto de las reservas mundiales no descubiertas del petróleo y gas.

   Necesaria para evaluar el sistema de 10.000 millones de dólares que producirá GNL del gas hallado bajo el mar, la llama fue extinguida el viernes cuando la planta entró en funcionamiento.



Efecto invernadero. El cambio climático, por que el se responsabiliza mayormente a las emisiones de gases de efecto invernadero producto del uso de combustibles fósiles, abriría la región del Artico a más exploraciones de petróleo y gas. Este mes, la capa del hielo ártico se redujo a su menor tamaño del que se tenga registro.

   Al este de Snoehvit, en la parte rusa del mar de Barents repleta de icebergs se encuentra el yacimiento Shtokman, propiedad de Gazprom, el que posee suficiente gas para abastecer a todo el mundo durante un año.



Vallas para los renos. Una de las primeras cosas que hizo Hammerfest con el dinero de Snoehvit fue construir una valla alrededor de las viviendas del pueblo para evitar que los renos arrasen con los parques y jardines privados. También ha invertido en escuelas y capacitación con el fin de retener a más de sus jóvenes para que trabajen en la creciente industria del petróleo y el gas. Un centro cultural está siendo edificado en una ubicación central donde hace menos de una década se encontraba una planta de procesamiento de pescado.

   Los inversores privados comenzaron a construir un complejo habitacional y comercial frente a la bahía y se tiene en planes un aeropuerto más grande. El agua de la planta de GNL puede ser usada para crear piscifactorías en aguas que normalmente son demasiado gélidas para que el bacalao o el salmón desoven.

Reclamos indígenas. No todo el mundo está feliz con Snoehvit, algunos indígenas lapones consideran que un centro industrial en una de las últimas partes vírgenes de Europa podría dañar su medio ambiente y su modo de vida. A los residentes de Hammerfest les recordaron sobre los riesgos ambientales cuando el hollín de la llama cubrió muchas casas después de que los vientos arrastraran los desechos hacia el pueblo.

   Algunos líderes lapones han exigido dinero por la explotación de lo que ellos dicen que son sus territorios, reclamo que fue rechazado por el gobierno, que argumenta que los pescadores lapones en el pasado probablemente no se hayan aventurado a ir más allá de 150 kilómetros de la costa donde está ubicado del yacimiento gasífero.

   Otros, como Inger Paulsen, miembro del Parlamento lapón para Hammerfest, dijo que los lapones ya se han beneficiado con las riquezas energéticas de Noruega por medio de subsidios y reducciones impositivas.



En equilibrio. Una familia de cuatro personas en Hammerfest paga hasta 80.000 coronas (14.380 dólares) menos al fisco al año que lo que pagaría en Oslo. “A diferencia de muchos esquimales de Norteamérica, los lapones se han integrado. Eso no significa que no sea útil más dinero para mantener nuestra cultura y patrimonio”, dijo Paulsen. “Necesitamos que el desarrollo esté en equilibrio con una estricta protección ambiental”, agregó.
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La llama de la planta de gas ilumina el poblado noruego.



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