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domingo,
30 de
septiembre de
2007 |
Sectores. Entre brasileños y norteamericanos, los capitales foráneos ya tienen el 40% de la cuota Hilton. Qué ven los nuevos inversores
Cómo cambia la industria frigorífica con el desembarco extranjero
Mientras en el país la cadena se debate en conflictos, los nuevos jugadores aprovechan
Fabiana Monti / La Capital
La cadena cárnica asiste a un cambio de actores, espacios e idiomas, cuyas consecuencias todavía están por verse. Una de las posibilidades es la tendencia a la concentración y extranjerización dle negocio. Un movimiento que comenzó a gestarse hace casi una década cuando Brasil comenzó a su acelerado proceso de crecimiento en el sector frigorífico, que lo convirtió en el primer exportador mundial. En ese marco se desarrolla el desembarco de las empresas de ese país en la Argentina, un proceso que tiende a profudizarse.
En el mismo período, la industria frigorífica local, en cambio, comenzó un camino sinuoso, marcado por la conflictiva relación con el gobierno, la relocalización geográfica de la ganadería y las disputas dentro de la cadena. Al decir de Jorge Torelli, presidente de la Cámara de Industria Frigoríficas de Santa Fe (Cafrisa), “allí donde algunos ven amenazas hay que ver oportunidades”.
Más allá de la coyuntura, el sector cárnico está atravesando un momento de grandes transformaciones principalmente a partir de cambio de manos de las principales industrias frigoríficas por parte de importantes grupos brasileros.
En los últimos tres años, Marfrig y JBS-Friboi compraron en total siete plantas exportadoras en argentina. Marfrig está en trativas de sumar Quickfood y Best Beef. Por otra parte, las empresas de Estados Unidos Tsyon Foods y Cargill, se hicieron cargo de otras tres plantas. Entre todos, absorben un 40% de la cuota Hilton y alrededor del 15% de la faena del país.
De capitales nacionales, las empresas más fuertes que quedaron son Coto y el grupo Mattevich. También trascendió que estarían en negociaciones de compra Gorina, Riplatense y Arre Beef.
“Estamos siendo absorbidos por capitales extranjeros, esto ya pasó en Argentina, a principios del siglo pasado, y culminó con el pacto Roca-Ruciman “, disparó Américo Bermejo, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Frigorífica (Cadif), una de las cámaras que agrupa a los empresas frigoríficas del país.
Precisamente, mientras en el país se sucedían las restricciones a las exportaciones o seestablecían políticas para el control de precios de modo que el precio de la carne no se dispare al consumidor, Brasil, seguía consolidando un proceso de crecimiento que había iniciado alrededor de una década atrás.
El Mercosur, la región del mundo que tiene el mayor potencial de crecimiento de la producción ganadera, es la plataforma a partir de la cula consolidan su liderazgo. Y toman a ese espacio sudamericano como propio. De allí el desembarco en Argentina.
“Hace 10 años en Brasil no existía el negocio de la carne, desde entonces mejoraron el peso promedio de faena y tuvieron un espectacular aumento del rodeo, la ocupación del centro oeste le permitió el acceso a la tierra a menores costos, en una década aumentaron 3 millones de toneladas de la producción y, por su bajo consumo, ese volumen se transformó en un excedente que salió a volcar al mundo”, indicó el analista Ignacio Iriarte.
El especialista recordó que en ese período, “la industria frigorífica brasileña se hizo de nuevo, la mayoría de los empresarios del sector tiene menos de 50 años, copiaron de Argentina la resolución del corte por lo sano con al diferencia que allá funcionó, y hoy no venden medias reses. Además el sector está fuertemente concentrado”.
En el vecino país del Mercosur, la asistencia financiera del Banco Nacional de Desarrollo (BNDS) es fundamental para apalancar la internacionalización de sus empresas, ya que “otorga tasas de largo plazo negativas, atadas a ciertas condiciones de producción, empleo y exportación”. Iriarte aclaró que la contrapartida de este apoyo es el cumplimiento estricto del repago. “Si no cumplís, fuiste”, señaló.
El especialista comentó que “esta sobreestimulación del Estado al empresario de Brasil” se complementó con una industria hiperprofesionalizada, donde “todo es compra directa y de futuro”, y con las plantas ubicadas en la zona donde está la hacienda. Otra característica es que, en el período de crecimiento, Brasil tuvo seis años de ventaja respecto a la Argentina en la devaluación del tipo de cambio.
Ahora, la relación cambiaria se dio vuelta. Y con un sector consolidado, la moneda fuerte les da a las compañías del país vecino un mayor poder de compra sobre los establecimientos locales.
El negocio local
Mientras Brasil consolidaba este crecimiento, en Argentina se fue dando otro movimiento, donde la ganadería aparece, al decir de los productores “como una de las actividades más castigadas por las políticas gubernamentales”. Cupo a las exportaciones, política de control de precios, intervención a los mercados concentradores, sumados a la competencia con la agricultura que le fue ganando terreno con la mejora de los precios de los commoditties.
Sin embargo, el negocio sigue siendo rentable, porque si bien, hubo quienes se retiraron, se está dando desplazamiento de la producción ganadero a lo que se denominan zonas marginales, produciéndose una relocalización.
Para algunos se presentan dos escenarios. El del Norte del país, donde hay gran cantidad de proyectos en crecimiento y con buenos precios y otro en la Pampa Húmeda, la tradicional región productora, donde hicieron mella las distintas políticas del Estado. Para Víctor Tonelli, este desplazamiento no es más que una búsqueda de nuevos espacios que tiene la actividad para desarrollarse frente a las 11 millones de hectáreas que se perdieron en detrimento de la agricultura.
“Mientras que Brasil fue estimulado y ha crecido viendo las oportunidades del mundo, Argentina decidió cerrarse a los mercados por lo cual, el proceso al que estamos asistiendo es el resultado de eso. La industria exportadora viendo la falta de horizonte y de estímulos, está viendo las mejores ofertas que vienen del exterior”, aseguró el consultor y agregó : “Argentina está mirando hacia adentro y no ofrece futuro, las consecuencias están a la vista”.
Si bien este proceso aún no concluyó, todo parece indicar que va hacia un modelo tendiente a la concentración, en una territorio donde la actividad se encontraba atomizada.
La llamada invasión brasilera forma parte de una tendencia generalizada a conformar operadores más grandes, más poderosos y con más capacidad de presionar en los mercados internacionales para que se abran, indicó Luis Bameule, presidente del frigorífico Quickfood, que está cerrando con Marfrig por estos días.
La pregunta de los integrantes de la cadena cárnica es, si del mismo modo, serán quienes impongan nuevas reglas en el mercado, como imponer precios más bajos o prácticas que muchos sectores son desleales con la industria nacional.
“Hay una guerra declarada entre esos dos monstruos brasileros —Mafrig y Friboi- que vienen a buscar el prestigio argentino para posicionar su carne”, disparó Angel Girardi, presidente de la Asociación Argentina de productores (Aprocaboa).
El dirigente agregó: “Hay que apoyar la industria frigorífica argentina y acondicionar las plantas de consumo para puedan exportar, la concentración en pocas manos no es beneficiosa para el productor”.
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La llegada de grandes jugadores globales en el mercado frigorífico local promete cambios en la región.
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