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domingo,
30 de
septiembre de
2007 |
Es hora de hacerse cargo
Adrian Gerber / La Capital
Un misterioso comando internauta anunció el secuestro del perro de Nicole Neuman en represalia porque la modelo no se desnudó en calle Florida, como prometió. El sitio web “Hacete Cargo Nicole” amenazó con no liberarlo si la dueña no se quitaba la ropa. “Formamos un movimiento que denuncia las promesas incumplidas, damos un servicio a la comunidad que se siente estafada”, dijo Marcos, vocero del grupo.
Más allá del disparatado hecho, ¿qué consecuencias tiene prometer algo y no cumplir? Los psicólogos infantiles aconsejan a los padres que si prometen algo a sus hijos lo cumplan, porque si no pierden credibilidad.
De eso se trata, de la credibilidad, y cuando es pública tiene una dimensión mayor. Si con la palabra pública se ha hecho demagogia y mentido, después nadie se puede sorprender de que prime la desconfianza.
No hace falta revolver mucho para desenmascarar fraudulentas promesas. Si como muestra basta un botón, van aquí unos cuantos. El traslado de la Capital Federal a Viedma (Alfonsín), la aeroisla en Buenos Aires (Menem), la revolución productiva (Menem), el salariazo (Menem), los “vuelos de pasajeros a la estratófera para viajar en una hora y media a Japón” (Menem), la limpieza del Riachuelo en mil días (María Julia Alzogaray), “el que depositó dólares recibirá dólares” (Duhalde), la repatriación de los fondos que Santa Cruz tiene en el exterior (Kirchner), la llegada de una inversión china de 20.000 millones de dólares (Kirchner), la revolución educativa (Obeid), los colectivos con aire acondicionado (Binner). ¿Y el promocionado tren bala Rosario-Retiro se sumará a la lista?
Algunas de las promesas fueron engaños y en otras ni se evaluó su viabilidad.
La confianza es clave para el desarrollo de una sociedad democrática, por eso se debería tener cuidado al empeñar la palabra pública, porque cotiza en el mercado de la credibilidad.
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