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sábado,
29 de
septiembre de
2007 |
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Charlas en el Café del Bajo
—Comienzo la columna de hoy diciendo que acabo de regresar del Hospital de Niños Zona Norte. Y he concurrido a ese nosocomio porque desde hace cierto tiempo reflexiono sobre que si bien es cierto que el pensamiento, la palabra son también, en ocasiones, formas de acción, es mejor accionar directamente o para ser más claros: hay que hablar menos y hacer más, debemos ser menos figurones y trabajar más por el prójimo. Y si me apuran, diré que basta de pronunciar tanto el nombre de Dios sin honrarlo como corresponde. En el hospital me atendió con mucha amabilidad el director, doctor Ricardo Imhoff y me contó cuáles son las necesidades.
—Digamos también que pronto se habrá de inaugurar la sala de hemoterapia, que llevará el nombre de Roberto Fontanarrosa, de manera, señoras y señores, que como aún en concepto de donaciones en homenaje al Negro (y tal como pidió la familia) no se recibió en el hospital un sólo peso partido por la mitad, es una buena oportunidad para cumplir el deseo de la familia y realizarle un gran homenaje a Fontanarrosa. Es decir, y para seguir con lo que dice Candi: menos bla, bla, bla, señores y más acciones que demuestren que efectivamente al Negro se lo quería.
—Lo urgente en el Hospital de Niños Zona Norte, en este momento, es la reparación del equipo de rayos que, lamentablemente, se descompuso. Es muy necesario y la reparación del mismo tiene un costo de 7.000 pesos. Tal vez entre todos podamos, en pocos días, recaudar ese dinero que para algunos no significa una erogación de importancia, pero que puede ayudar a tantos chiquitos que necesitan saber donde exactamente está la dolencia que debe ser curada. ¿Podemos señoras y señores juntar ese dinero?
—Ojalá que sí.
—Las donaciones deben ser canalizadas por la Asociación Cooperadora del Hospital, gente seria, conocida de la ciudad y muy buena. Así que pedimos en esta columna que aquellos de corazón grande extiendan sus brazos y colaboren con el hospital para satisfacer sus necesidades más urgentes. Comuníquense por favor con las señoritas Virginia u Ornella, secretarias de la cooperadora, quienes atienden en el mismo hospital, de lunes a viernes, de 7.30 a 12.30. El teléfono es 4724532, interno 125.
—Donemos, señoras y señores, donemos y ayudemos a tantos chiquitos que necesitan salud, a tantos papás que necesitan paz. Y hagamos feliz, también, al espíritu del Negro Fontanarrosa que, desde el cielo, agradecerá conmovido el gesto.
—Hay que llamar y ponerse de acuerdo con la gente de la cooperadora para entregar las donaciones. Miren, estimados lectores, el hospital no está en el fin del mundo, sólo queda frente al fabuloso shoping al que tantas veces concurrimos a comprar, incluso, cosas que no son necesarias o que no son prioritarias. ¿Por qué no pasar un día de estos por el hospital y comprar un poco de buena salud mental y espiritual? Mañana seguimos con el tema, ¡qué lo parió!.
Candi II
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¿Cree que lograrán impedir el aumento del precio de los medicamentos?
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