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 sábado, 22 de septiembre de 2007  
Fernando Avendaño: “Con las tecnologías los niños saben más que los docentes”
Para el investigador hay que revisar las concepciones de lectura

Matías Loja / La Capital

“Ya no queda tiempo para decidir si vamos a tener que ver o no con las nuevas tecnologías”, porque mientras se prolonga esta discusión “los chicos ya se están alfabetizando con ellas”. Así se expresa el investigador y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Fernando Avendaño, para quien esta realidad cuestiona y pone en tela de juicio la autoridad de los docentes y la escuela.

Profesor de la Facultad de Humanidades de la UNR, Avendaño estuvo a principios de septiembre en Guayaquil (Ecuador) para participar del III Encuentro Internacional de Educación. Junto con la profesora en psicopedagogía Cecilia Bixio fueron declarados huéspedes ilustre de la ciudad ecuatoriana.

Y una de las principales preocupaciones que convocó al debate fue el relacionado con la introducción de las nuevas tecnologías de la información en el aula, y avanzar en una alfabetización informacional.

—¿Qué cambios plantean en la lectura y escritura estas transformaciones?

-Estas tecnologías proponen un cambio cualitativo en relación con la cultura escrita. Hay otras formas de leer, de escribir, y una percepción en simultáneo de la realidad, donde estamos acostumbrados a procesar textos cifrados en diferentes sistemas de signos a la vez. La otra cuestión es si esto aleja a los jóvenes y niños de la lectura. Y no hay investigación seria que demuestre esto.

—Sin embargo hay quienes insisten con esta percepción.

—Por el contrario, creo que cada vez se lee más, aunque sí hay otros modos de comprender lo que se lee. Y otras maneras de leer, como el zapping, ese modo de lectura extraordinario y veloz. No servirá el zapping para poder procesar una cantidad de información necesaria para estudiar, pero sí para responder a lo que nos pide un medio para ser leído y percibido como es la televisión. Por eso hay que ver si lo que leen es lo que nosotros queremos que lean y comprendan.

—¿Cómo se sitúa hoy la escuela ante estos desafíos?

—La escuela todavía está muy alejada de la compresión y la producción a partir de las TICs. Pero no se trata de reemplazar la tiza y el pizarrón por el plasma líquido, sino de revisar las concepciones acerca de la lectura y la escritura. Incluso ahora se habla de una alfabetización informacional. Una persona alfabetizada en el mundo actual está en condiciones de comprender y de producir distintos textos en diferentes soportes, en papel o en pantalla, pero en condiciones de seleccionar, jerarquizar y discriminar frente a un fárrago de informaciones.

—¿Esto está planteado en los debates educativos?

—El sistema educativo tiene que pensar estas cuestiones, sobre todo porque hay, a mi juicio, un problema serio de crisis de autoridad que está dada por múltiples razones. Algunas devienen de políticas de Estado, pero otras del cuestionamiento a la autoridad del docente en tanto la escuela como institución donde los adultos inscriban a las jóvenes generaciones en el mundo de la cultura. Pero con las tecnologías los niños y los jóvenes saben más que los docentes. Una ecuación que pone en tela de juicio la autoridad del docente.

—Ante esto, ¿qué dinámicas se pueden dar los docentes?

—Hay una cuestión que es insalvable. Los adultos somos hijos de la galaxia Gutenberg. Por lo tanto, como dice Alejandro Piscitelli, somos inmigrantes de la tecnología, mientras que los chicos son nativos de ella. Pero ya no queda tiempo para decidir si vamos a tener que ver o no con las nuevas tecnologías, o si las vamos a incorporar o no. Porque si no estamos dejando que la escuela deje de cumplir una función sustantiva. La escuela tiene que apuntar a hacer sinergia entre la lógica de la escritura, marcada por el orden de los libros, y la de la simultaneidad que proponen los nuevos medios.
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Para el investigador es necesaria una sinergia entre la lógica de la escritura y la de los nuevos medios.


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