Las hamacas voladoras

Leí por enésima vez en La Capital otra nota más sobre el misterio de las hamacas de Firmat. Estas hamacas se mueven solas sin que dicho movimiento tenga una explicación física ni espirituosa, ligada a viejos difuntos de la zona. Decidí elaborar una teoría al respecto sobre elementos voladores. Pensemos en las escobas de Harry Porter, de las brujas de antaño o las actuales, que suelen gerenciar bancos, ser accionistas de la Bolsa o personajes de aspecto descabellado con impresionante lucidez que visitan psiquiátricos para exhibir su condición mediática. Recordemos los magos que la utilizaban, por ser barata discreta y fácil de llevar. Y qué pasó con las alfombras voladoras de Oriente, en la tierra de Alí Babá, detalladas en los relatos de "Las mil y una noches". Además, quién puede olvidar la pelota voladora de Daniel Pasarella, cuando Argentina en una fatídica tarde de 1996 fue derrotada por Ecuador. El técnico de la AFA inventó esta gloriosa frase: "Allá la pelota no dobla", para justificar el fracaso. Pero un vuelo superior está representado por los dos millones y medio de cheques voladores rechazados en lo que va del año, según el informe de Veraz, por la módica suma de 3 mil millones de pesos, cantidad similar al presupuesto anual de Pami. Ayer mismo estaba con un amigo en una librería y al ver un globo terráqueo le comenté la teoría del tenista Vilas para elegir su última novia. Hizo girar el globo y lo paró con un dedo. En el lugar indicado por el índice buscó su media naranja. Mi amigo puso el dedo en Firmat y se fue exactamente al polo opuesto, que resultó ser la región de Indonesia y Tailandia, donde el tsunami de 2004 hizo volar todo. Ahí me formuló la tesis sobre el vaivén de las hamacas firmatenses, que no puedo hacer públicas por razones de Estado, pero tiene que ver con el péndulo de Foucault, las puertas vaivén con bisagras de seguridad, las boleadoras de los indios, las del mismísimo gaucho y el esotérico más allá.

César Schwank

DNI 11.810.315