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 sábado, 25 de agosto de 2007  
Habrían hallado los restos del hijo del zar de Rusia
Resultó clave un informe secreto del jefe del grupo que exterminó a la familia imperial en 1918

Moscú. — Un documento desconocido hasta ahora permitió que un grupo de arqueólogos hallara lo que posiblemente sean los restos del hijo y heredero del zar Nicolás II, Alexei, y su hermana María, fusilados hace casi 90 años. En la misma zona del hallazgo fueron encontrados en 1991 los restos del zar, su esposa y tres hijas, también víctimas de los comunistas.

Los restos óseos y los dientes, que pertenecerían al “zarévich” y a la princesa María, están siendo analizados por médicos forenses.



Noche fatídica. La noche del 16 al 17 de julio de 1918, casi nueve meses después de la revolución de octubre, los bolcheviques asesinaron a los adultos y niños de la familia Romanov. Los arqueólogos rusos hallaron ahora la tumba con los restos de una mujer joven y un niño en un bosque de abedules cerca de Yekaterimburg, en los Urales. En las cercanías fueron encontrados en 1991 los restos del zar Nicolás II, su esposa Alexandra Fiodorovna, así como de tres de sus hijas y varios empleados. Una y otra vez desde entonces se buscaron los restos del hijo del zar, Alexei, y de su hermana María.

“Era un pequeño espacio, en el que se amontonaban once víctimas y sus once asesinos. Luego todos dispararon ciegamente”, relató el escritor Martin Amis en “Koba el Temible”, su biografía del dictador Josef Stalin.

Al momento del exterminio el zar ya había abdicado. Líderes bolcheviques por entonces en el poder, como León Trotsky, justificaron el asesinato de la familia con la necesidad de intimidar al enemigo y dejar claro a sus propios seguidores que no había regreso posible al imperio. El crimen de la familia Romanov fue un episodio más de la sangrienta dictadura liderada por Lenin y Trotsky, que llevó a la muerte a millones de rusos y derivó luego en la larga tiranía de Stalin.



Testigo clave. Ahora los arqueólogos pudieron seguir adelante gracias a un documento hasta hace poco clasificado. En él, el jefe del comando que llevó a cabo las ejecuciones, Yakov Yurovski, describe cómo los cadáveres de nueve de los once asesinados se hicieron irreconocibles con ácido sulfúrico y fueron enterrados. Los cuerpos del hijo del zar, Alexei, y de su hermana María fueron llevados a otro lugar. Primero fueron quemados y luego enterrados, siempre según Yurovski. Mientras que los cuerpos de la familia fueron sepultados bajo un puente de madera en una vieja carretera en las afueras de Yekaterimburg, en los Urales, los cadáveres de Alexei y María fueron trasladados a un bosque cercano. Al enterrarlos por separado, los bolcheviques pretendían que, en caso de ser hallados, nadie vinculara esos restos con los de la familia imperial.



Ayuda de aficionados. Los restos de Alexei y de su hermana María fueron encontrados gracias a la colaboración de un club de aficionados a la arqueología. Entre los nuevos hallazgos, hay 44 fragmentos óseos, siete dientes, tres balas y restos de tela. “Todas las esperanzas se basan ahora en los análisis moleculares y genéticos”, dijo el director del Instituto de Medicina Forense de Sverdlovsk, Nikolai Nevolin. La fiscalía retomó las investigaciones del caso.

La familia Romanov se mostró reservada ante el descubrimiento. “Me alegro si efectivamente es así. Pero debemos estar completamente seguros de que son los restos que faltaban”, dijo el jefe de la familia, Nikolai Romanov, desde París. La gran duquesa María Vladimirovna Romanova, que hace poco estudió la posibilidad de que su familia regresara a Rusia, comentó: “Los nombres de los enterrados sólo puede saberlos Dios”.

La Iglesia Ortodoxa rusa reclamó una investigación detallada. Hasta hoy, el patriarca de Moscú Alexis II no reconoce la autenticidad de los restos de los cinco miembros de la familia hallados en 1991, aunque Nicolás II y su familia fueron canonizados.



Iglesia vs Kremlin. La Iglesia Ortodoxa considera que la revisión de la historia es un aporte a la unidad del país. “A nuestro pueblo regresa el recuerdo de personas, tradiciones y logros de la Rusia prerrevolucionaria, que hasta hace poco todavía se buscaba ensombrecer o negar”, comentó Alexis II el año pasado, cuando fueron trasladados a Rusia los restos de la madre del último zar, Maria Fiodorovna. Sin embargo, esta posición comienza a chocar con la del Kremlin de Vladimir Putin, quien busca rescatar el orgullo nacionalista ruso mediante la reivindicación del período soviético.
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Los arqueólogos trabajan en un bosque cerca de Yekaterinemburg, en los Urales rusos.



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