El dolor de recordar

Tardes enteras destinó la escritora a que pudieran sacar a la luz todo lo vivido porque el dolor no les permitía hablar. “Hubo un caso que figura en el libro, el de Eleuterio Cardozo, que después de compartir largas horas en un café para poder grabarlo, no pudo pronunciar palabra al respecto”, recuerda Antonia.

Tal fue el impacto que desde el 17 de noviembre al 20 de diciembre tuvo que detener su trabajo para restablecerse psíquica y físicamente.

Después de un año y medio de labor, el libro vio la luz. En la primera parte describe cómo fue el encuentro con cada uno y sus rasgos personales y psíquicos. Luego aparece el relato en primera persona “para darle más veracidad Cada ex-combatiente hablaba de que la lucha no era solamente de ellos sino también de sus esposas y madres que los habían apoyado durante y después de la guerra.

Ese fue el disparador para que la autora les propusiera que figuraran las mujeres y tomó contacto con ellas. “Se sintieron realmente agradecidos porque, según me dijeron, nadie había escrito algo similar”.

En varios casos ocurrió que no pudieron hablar, por eso es que figuran las mujeres que pudieron vencer la angustia”.