Preocupa la escasez de semillas para sembrar soja

en la calidad de las simientes y una merma de volumen, sobre todo en las variedades de grupo IV y V, las más buscadas por los productores.

Por ese motivo los semilleros están a la búsqueda de alternativas, como persuadir para que el productor haga uso de otras variedades o tratamientos especiales en materia sanitaria, como por ejemplo, reclamar al gobierno una condición de excepcionalidad para que se baje el estándar de calidad.

Por otra parte, en función del aumento que tuvo el commoditie, los precios de mercado de la soja se incrementaron entre un 20 a un 30% en esta campaña, una tendencia que se agudizó en las últimas semanas a raíz de la escasez del insumo básico.

El gerente de la compañía SPS, Carlos Becco, señaló que “estamos en un negocio biológico, sujetos a los vaivenes climáticos”. Explicó además que las grandes lluvias del verano “perjudicaron la maduración y el final de ciclo de las variedades que se siembran en la zona núcleo, donde se genera el grueso de la semilla que abastece a la pampa húmeda”. Así, la oferta de los semilleros se retrajo un 20%.



Variedades limitadas. “El panorama está complicado”, señaló Obdulio San Martín, de Don Mario. “Las variedades más limitadas en nuestro caso son las de grupo III y IV. En los grupos V y para arriba el problema es más atenuado”, agregó. Según San Martín el 60% de lo que se siembra en la zona núcleo son grupos III y IV.

El vicepresidente de la empresa Relmó, Juan Manuel Ferrarotti, coincidió en los problemas de aprovisionamiento para las variedades de grupo IV y V.

Ante este escenario, una alternativa que está en discusión en la Comisión Nacional de Semillas (Conase) a pedido de distintas cámaras y semilleros, es una condición de excepcionalidad para la simiente de esta campaña de manera de poder bajar el estándar de calidad.

Pero como si esto fuera poco, la situación complica la provisión de semillas para el exterior, especialmente Uruguay, según dijo Ferrarotti.