“Más que un hermano”

Pablo Cribioli / La Capital

Nacho era bastante parecido al Nacho que la gente conoció durante muchísimos años, tanto en radio como en televisión. Era un tipo de una gran sensibilidad y generosidad y, al mismo tiempo, era exigente y tozudo, no sólo en el trabajo sino con sus amigos. Era un gran discutidor. Formábamos parte de una mesa que nació allá por el 73, 74, y que ya perdió algunos amigos muy queridos, como Dante Nasurdi, Roly San Román, Florindo Lombardi. Ahora se va Nacho, que era el jefe de la mesa. Nos reuníamos en el Imperio, después fuimos al Hotel Presidente y ahora a Chicharra. Primero nos reuníamos casi todos los días y después quedamos los viernes, que era la mesa sagrada. Nacho se ocupaba de armar esa mesa, que tenía incorporada a su vida como parte de su familia. Siempre defendía con vehemencia sus ideas. A veces nos peléabamos, pero al otro día llamaba él o yo y nos amigábamos. Era un socialista sin partido. En sus orígenes en Roldán, donde nació y vivió muchos años, era simpatizante de Alfredo Palacios. Fue un hombre apasionado por la cultura, un gran lector, que me recomendaba que lea más. Siempre fue moderno y se enojaba cuando hablábamos del pasado. Era un hincha de Central que rezongaba cuando su equipo perdía. Y era así porque no le gustaba perder a nada. Fue ganador en su profesión, en la vida, con los amigos y, en su época, con las minas. Aunque estaba retirado, como decía, era un seductor con las mujeres. El “mi querida señora” va a repiquetear por mucho tiempo en Rosario, aunque él no esté. Era más que un amigo, creo que fue algo más que un hermano para mí.