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 jueves, 23 de agosto de 2007  
El frío mató a cientos de peces en la costa rosarina
El gobierno provincial descartó que se trate de casos ligados a la contaminación

María Laura Favarel- Andrés Abramowski / La Capital

La aparición de cientos de peces muertos de todas las especies, colores y tamaños conmocionó a quienes transitaban ayer por la rambla Catalunya. Vecinos, pescadores y remeros coincidían en que nunca habían visto un fenómeno semejante, en alusión a una escena de animales muertos que continuaba incluso más allá del balneario La Florida. Pero mientras conjeturas de todo tipo circulaban de boca en boca, la explicación oficial resultó mucho más sencilla: la causa de la mortandad es el frío, según aseguraron especialistas de la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia.

En rigor, la aparición de peces muertos ya venía ocurriendo río arriba y en la provincia de Entre Ríos, por lo cual el gobierno estaba analizando el fenómeno para descartar que se debiera a algún tipo de contaminación.

Ajenos a esa información, quienes asistían a la mortandad de peces ayer en la rambla lanzaban especulaciones de todo tipo: desde un ácido para destapar cloacas hasta las chimeneas de Celulosa o los químicos que despiden los barcos cerealeros. Y entre las conjeturas, no faltó quienes acertaran al pensar que se trataba de algo vinculado con las bajas temperaturas.



“Algo muy fuerte”. “Nunca vi algo semejante”, repetía desolada Fernanda Ramos, asidua pescadora del Paraná, mientras miraba las crías muertas. A un par de metros, y con más de dos décadas como pescador, Fernando Campagna hacía un inventario de los animales muertos en la orilla. “Murieron hace poco, porque todavía están blandos”, explicaba mientras contaba ejemplares de armado, manduví, vieja del agua, mojarras, banderitas, tarucha, moncholito, palometas y hasta enormes caracoles.

“Algo muy fuerte debe haber en el agua para que mueran todas las especies”, sospechó Campagna, y explicó: “El armado es el primer pez que muere cuando el agua está contaminada. La vieja del agua sobrevive hasta una hora fuera del río y los caracoles viven en zanjas con agua podrida. No puede ser que acá se están muriendo todos”, agregó Campagna, sin dejar de sorprenderse, y seguro de que en el agua debería haber “algo muy fuerte” que estaba matando a los peces: “No hay especie que se salve”.

Los peces estaban inmóviles al rayo del sol, muchos de ellos con manchas rojas en las escamas. Algunos pescadores desistieron de salir pensando en que los ejemplares podían estar enfermos. Sin embargo, en los puestos de venta negaban una posible contaminación. “Es el agua muy fría lo que los mata”, dijo un empleado vestido con delantal verde.

Y al parecer tenía razón. Según la explicación oficial (ver aparte) se trata de una mortandad natural como consecuencia de las bajas temperaturas. Un fenómeno que en la zona no se registraba desde hace al menos ocho años. Una muestra más de la crudeza de este invierno.
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La aparición de peces muertos ya venía ocurriendo río arriba.

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