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domingo,
19 de
agosto de
2007 |
El Bolsón mágico
Una buena temporada de esquí en el Cerro Perito Moreno, un nuevo isologo para reforzar la imagen del destino y las terapias alternativas para energizar el organismo son las novedades de esta temporada en El Bolsón. El nombre de esta ciudad del suroeste de Río Negro proviene de la particular conformación geográfica de la región, que semeja un bolsón rodeado de montañas y glaciares, a sólo 120 kilómetros de Bariloche y al pie del imponente cerro Piltriquitrón.
Para los nativos “es y será un paraíso de mitos y utopías, donde alguna vez floreció el sueño de la República del Bolsón”. Un sueño al que contribuyeron las culturas de los pueblos aborígenes, los inmigrantes chilenos y europeos, la llegada de los hippies en los años 70, y de los profesionales en los 80, que instalaron en el valle un crisol de influencias.
El Bolsón es también la ciudad patagónica con una oferta cultural diferente, forjada por aquella corriente del hippismo que reunió a pintores, escultores, músicos, fotógrafos y luthiers. En 1980 llegó a este enclave andino Marcelo García Morillo, un músico que estudia e interpreta música medieval y que ya montó en el país 12 realizaciones propias, creó el conjunto “Languedoc” y es uno de los 10 luthiers que fabrican instrumentos de esa época. Su fama de tierra de leyendas comenzó en la década del 20, cuando el sheriff Martin Sheffields perseguía bandidos por la comarca y dijo que había visto un animal con un enorme caparazón, cuatro aletas, cuello largo y cabeza pequeña. Se lo definió como un plesiosaurio y se informó al zoológico de Buenos Aires; desde allí la noticia se filtró y llegó a Estados Unidos, cuyo gobierno reclamó al animal alegando que lo había descubierto un ciudadano de aquel país. La leyenda de la bestia se desvaneció un siglo después, cuando el historiador Juan Matamala habló con la hija del sheriff, y ésta le confesó que fue ella quién había visto al presunto plesiosaurio.
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