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domingo,
19 de
agosto de
2007 |
Los narcos mexicanos se abastecen de armas provenientes de EEUU
nn Policías y soldados son blanco fácil de las bandas criminales, que usan sofisticado arsenal
Ioan Grillo
México. — Redes criminales de Estados Unidos están inundando México con fusiles de asalto, proyectiles perforantes de chalecos antibalas y granadas de fragmentación, que se usan cada vez más para matar a los policías y soldados que combaten el narcotráfico. Las autoridades estadounidenses y mexicanas han reportado un incremento en el flujo y poderío de armas estadounidenses a través de la frontera. De especial preocupación son los fusiles automáticos y las pistolas “mata-policías”.
México tiene leyes estrictas contra las armas de fuego, no tiene negocios de venta y apenas 4.300 personas, de los aproximadamente 105 millones de habitantes, están autorizadas a usarlas. Estados Unidos, con casi tantas armas de fuego como habitantes (300 millones), tiene más de 100.000 vendedores licenciados de armas, una industria que fabrica 2,8 millones de armas cortas al año y leyes tan poco estrictas que los traficantes prácticamente pueden conseguir cualquier armamento que necesiten.
Made in USA. Un informe gubernamental al Senado mexicano de junio indicó que el 99,4% de las armas en manos de delincuentes mexicanos proviene de Estados Unidos. Tal es la facilidad para obtenerlas que para evitar ser capturados con armas en su posesión, muchos delincuentes las dejan en la escena del crimen sabiendo que las pueden remplazar fácilmente, dijo un alto funcionario estadounidense.
Particularmente alarmantes son las ventas estadounidenses de las pistolas FN-57. Estas disparan balas que “perforan la mayor parte de los chalecos antibalas en cualquier ejército moderno del mundo”, de acuerdo con Remtek, un cibersitio especializado en armas en internet. Son vendidas a entre 800 y 1.000 dólares en más de diez tiendas de armas cerca de la frontera.
Esas pistolas eran desconocidas en México hasta que fueron usadas para matar a decenas de policías este año. Entre ellos estuvieron en mayo los policías de Ciudad de México Félix Pérez y José Rodríguez, muertos cuando desde un automóvil les dispararon con FN-57 cuyas balas atravesaron sus chalecos. En total, 100 policías mexicanos han sido asesinados desde que el presidente Felipe Calderón lanzó este año un ambicioso operativo a nivel nacional contra el crimen organizado.
El procurador general Eduardo Medina Mora se quejó de que las leyes estadounidenses permiten a los ciudadanos tener armas “de guerra”. Medina Mora dijo que México tiene que encontrar formas de frenar el flujo de las mismas hacia el país.
Fuerte presión. El Congreso estadounidense se ha resistido hasta ahora a llamados para un mayor control de armas. Es especialmente fácil comprar revólveres y pistolas en las ferias de armas de fuego que se realizan anualmente en diversas partes del país, en las que las autoridades federales dejaron de verificar las direcciones de los compradores luego de que la asociación Nacional de Dueños de Armas (NRA) se quejó de que las ventas habían caído.
Las autoridades de México esperan también que los legisladores en Washington eliminen restricciones para que se puedan revisar los datos sobre las compras de armas. Sin embargo, eso es improbable dada la fuerte oposición de la NRA. En muchos casos, el gobierno estadounidense no puede compartir esa información con departamentos locales de policía, mucho menos con el gobierno mexicano, lo que dificulta rastrear el origen de las armas ilegales y arrestar a quienes las contrabandean.
Los traficantes mexicanos pagan a residentes en Estados Unidos entre 20 a 200 dólares por arma para que las trasladen ilegalmente, dijo el funcionario norteamericano. Las armas entonces son escondidas en compartimentos ocultos en automóviles, camiones e incluso en avionetas, y cruzan a México en los mismos vehículos que transportan drogas al norte, agregó.
Funcionarios mexicanos se quejan además de que los jueces estadounidenses imponen a los traficantes de armas sentencias menos severas que a los narcotraficantes. Las autoridades federales estadounidenses dicen que están combatiendo el problema enviando más agentes a la frontera y entregando a México perros entrenados en la detección de arsenales.
Sin control. Washington sostiene que México raramente revisa los vehículos que cruzan la frontera desde Estados Unidos. Pero los agentes aduaneros mexicanos enfrentan a menudo la disyuntiva de “plata o plomo” (el dinero del soborno o un balazo). En febrero, el aduanero mexicano Jorge Santillán confiscó un camión con fusiles AK-47 que cruzaba desde Texas a México, y que presuntamente pertenecía a los Zetas, un temido grupo de ex soldados convertidos en asesinos a sueldo. Días más tarde, Santillán fue asesinado con un AK-47.
Una vez en México, las armas son vendidas en el mercado negro por el doble del precio que en Estados Unidos. Daniel Aguilera, un aficionado a las armas, dijo que compró ilegalmente una ametralladora ligera en Ciudad de México y que el vendedor le dejó incluso probarla. “Comprar un arma en México es fácil”, dice Aguilera. “Se puede conseguir una en un par de horas, si se conoce a la gente apropiada”. l
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Fotos
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Más de cien policías han sido asesinados en los últimos meses por narcotraficantes, que utilizan armas de guerra conseguidas en EEUU, dado la permisividad de sus leyes. Una moderna pistola FN-57 cuesta entre 800 y 1.000 dólares en la frontera.
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