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 domingo, 19 de agosto de 2007  
Primeros pasos por la universidad

Crecer no es cosa fácil. No es transcurrir por la vida fluidamente con la certeza de que todo estará bien y “controlado” Afortunadamente, es mas bien un camino colmado de obstáculos que hace poner en juego todos nuestros recursos, plasticidad y disponibilidades, descubriéndonos, fortaleciéndonos emocional, intelectual e instrumentalmente.

   Los obstáculos producen un estado temporal de trastorno y desorganización (crisis). Las hay circunstanciales en las que el factor precipitante tiene poca o ninguna relación con la edad de la persona o la etapa de su vida: pueden afectar a cualquiera en cualquier momento. Otras son vitales o de desarrollo y se relacionan con el desplazamiento de una etapa de crecimiento a otra, e implican ciertas tareas de crecimiento que las hacen predecibles. Pero a veces, no por eso menos dolorosas. De estas últimas hablamos cuando nos referimos a los adolescentes que, finalizado el ciclo escolar medio, inician sus caminos académicos terciarios o universitarios tanto como a aquellos que ya están transitando esa etapa.

   Los datos empíricos hacen referencia a ciertas problemáticas que los aquejan en este período de transición en el que deben adaptarse a exigencias y “ordenes” nuevas en todos los registros. En lo académico deberán enfrentarse a una nueva organización institucional poco acogedora y contenedora, con contenidos sistematizados que requieren más horas de estudio, cambio de rutinas y hábitos. En lo afectivo y social implica la pérdida de sus antiguos compañeros de estudio y andanzas, los profesores conocidos y la escuela que los albergó tanto tiempo.

   Sumidos en la incertidumbre dudan ya de sus capacidades en la elección de su carrera, es decir “su futuro”.

   Otra de las dificultades está vinculada a la adaptación de los estudiantes que vienen de otras localidades, fundamentalmente de pueblos o ciudades chicas cercanas a las que viajan todos los fines de semanas, su permanente búsqueda de coetáneos con quienes se reúnen periódicamente, su dificultad de trabar lazos con gente de la ciudad y el peso del esfuerzo de su padres para mandarlos a estudiar. Todo esto alude a la problemática del desarraigo.

   A este estado de cosas se le agrega el otro desarraigo que comparten con sus compañeros rosarinos: el pasaje a la universidad, el fracaso en sus estudios, el afrontar responsabilidades inusuales y el desorden de la universidad pública.

   Los síntomas que se observan refieren a ansiedades ante los exámenes que llegan a inhibiciones para rendir, angustias, desatenciones, desorganización de los tiempos, trastornos del sueño, hábitos de soledad y aislamiento. Muchas veces han entrado a las universidades luego de un arduo proceso de elección de “la carrera”, no sólo que los satisfaga sino también que satisfaga a sus padres y a sus expectativas futuras de éxito.

   Ingresan esperando la aprobación con la que contaban en su ambiente original y se encuentran con otros estudiantes con quienes deberán competir.

Las vicisitudes de su desarrollo individual los enfrentan con exigencias internas y fuerzas externas, produciendo una ruptura que les requerirá un esfuerzo para reorganizarse en cuanto a los sentimientos y pensamientos acerca de sí mismos y su “futuro”.

   Esto los lleva a una pérdida de confianza en sí mismos encontrándose dolorosamente expuestos y vulnerables a enfermedades de cualquier tipo. Se produce la caída de ideales y metas y deben entregarse al proceso de forjar nuevos.

   Para algunos jóvenes con mayores fortalezas estas vivencias estresantes movilizan una angustia moderada estructurando defensas apropiadas que facilitan su resolución. Sin embargo, en otros casos este pasaje produce una brusca discontinuidad que moviliza un alto nivel de angustia y desestructuración.

Aquí se hace necesario desarrollar una práctica asistencial que ofrezca una asistencia integral, con dispositivos de contención y un abordaje multidimensional de intervenciones consistentes en psicoterapia focalizada individual y/o grupal, asesoramiento psicopedagógico individual y/o grupal y asesorías a padres y tutorías.



Nelly Scolich

Silvia Vecchio

Psicólogas

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