|
sábado,
11 de
agosto de
2007 |
Perfil de un DT muy particular
Ya quedó lejano aquel “episodio” (como suele calificar el director técnico a sus diferentes intervenciones) del 14 de septiembre de 2004, cuando en el predio que la AFA posee en Ezeiza, el otrora entrenador del seleccionado argentino adujo haber “perdido la energía” y abandonaba su cargo, justo días después de haber alcanzado el título en los Juegos Olímpicos Atenas 2004.
A partir de ese momento poco se supo del Loco, quien solamente “se dejó ver” en esporádicas ocasiones en la localidad entrerriana de La Paz.
Lejos del mundanal “ruido de pelota”, Bielsa eligió recluirse en sus afectos, sin siquiera conceder entrevistas (fiel a su estilo, para no privilegiar a ninguno) y sin comunicar los aparentes motivos que lo llevaron a declinar el puesto.
Bielsa solicitó fuertes cambios en la disciplina (varios de los jugadores chilenos fueron imputados de cometer desmanes en la reciente Copa América de Venezuela), en la infraestructura del lugar de entrenamiento (el complejo Miguel Pinto Durán) y en la organización de un plan específico para trabajar con las divisiones inferiores.
Definido como un metódico y obsesivo, pero honesto como muy pocos en el ambiente del fútbol, Bielsa es, sin dudar, uno de los mejores entrenadores del mundo, más allá del duro tropiezo que significó para él y sus dirigidos que la Argentina se volviera en primera ronda del Mundial 2002.
Sus equipos se caracterizan por “ser verticales” (como le gusta definirlos a él mismo), por intentar un juego ofensivo, por tomar el protagonismo en cualquier cancha y por mostrar una clara identidad.
enviar nota por e-mail
|
|
|