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sábado,
11 de
agosto de
2007 |
El Negro, modelo de democracia
“El Negro fue un modelo de democracia de cultura”, dice Luis María Pescetti al referirse a la muerte reciente de Roberto Fontanarrosa. De inmediato se reconoce como un fan del rosarino y un gran lector de sus cuentos.
Pescetti guarda entre sus recuerdos más sentidos cuando Fontanarrosa presentó en Buenos Aires la novela “Copyright” que escribió junto a Jorge Maronna. “Nos matamos de la risa”, sintetiza al recordar el hecho.
—¿Qué significó en tu vida de escritor?
—Para mí fue un modelo en dos sentidos: uno en estudiar su estructura, su mecanismo de humor, tal como se hace en literatura, y aprender de él muchísimo. Y sobre todo fue un modelo de democracia de cultura, esa es para mí una de las enseñanzas más grande que deja el Negro. En la Argentina, como en Hispanoamérica, tenemos el vicio tan dañino de pensar que lo que no es serio, grave y adusto no es culto. El Negro venía a traer todo lo contrario.
—Un ejemplo fue lo que pasó en el Congreso de la Lengua
—Exactamente. Cuando leía que era una nota de humor (la participación en el congreso) me pegaba un encule que ni te cuento. ¿Cuál nota de humor? Fue muy seria la exposición que hizo, y no sólo al hablar de las malas palabras. Ojalá muchos señores intelectuales pudieran hablar con esa llaneza y dirigirse a la gente con risa o sin risa. El punto es si te hacés entender, sos claro y conmovés, como lo hizo el Negro.
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