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domingo,
05 de
agosto de
2007 |
Flores, recuerdos e historia
Al regreso de la estatua ecuestre no faltó nadie que no se sintiera involucrado en el afecto o la acción. “Menos mal que no prosperó el intento de trasladarlo a otro sitio”, dijo aliviado Adrián D’Alessandro, de la Asociación Amigos del Parque Independencia, entidad que colocó un centenar de banderas en bulevar Oroño para adherir al acto. Además dijo que están deseosos de que se complete el programa de restauración en otros lugares del Parque, como la Fuente de los Españoles y la estatua de Garibaldi.
Con un ramo de flores blancas y amarillas en la mano, Jerónimo Sciaula repitió ayer, con más razón que nunca, un ritual que lleva 45 años. A sus 83 años, el hombre no pudo olvidar el amor a la Bandera que surgió cuando era su custodio, en la escuela de suboficiales, lugar que dejó después de la muerte del general Juan José Valle, en junio de 1956. El día que me dieron de baja tuvieron que sacar la bandera del cofre para que la saludara, sino, no me iba”, relató junto a Luis Maggi, del Instituto Belgraniano
Para los integrantes de la Dirección de Restauración que coordinó Marcelo Castaño, la jornada concentró todas sus expectativas. En el último año y casi en silencio, hubo trabajos minuciosos, artesanales de limpieza, patinado y soldaduras en la estructura y el exterior del caballo de bronce que cuando regresó a su lugar, en la pluma de una grúa “que lo traía volando por Oroño”, los emocionó.
Más allá, y orgulloso de las réplicas de los cañones que realizó en su taller Armas Antiguas, Osvaldo Gatto no cabía de la emoción por el entusiasmo que habían provocado las salvas lanzadas como hace 200 años.
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