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miércoles,
01 de
agosto de
2007 |
Un remedio
excepcional para el caso
“Este caso no es lo que se llama justicia por mano propia”, dijo el juez Adolfo Prunotto Laborde al evaluar el crimen de un asaltante por parte del dueño de una escuela de conducción. El magistrado diferenció este caso, donde quedó demostrado que el comerciante actuó en defensa de la vida, de otros en los que víctimas de asaltos persiguieron a los asaltantes en un afán de venganza o dispararon por simple protección de la propiedad.
En ese sentido, planteó que la legítima defensa es un remedio “excepcional” para hacer frente a avasallamientos entre particulares cuando el Estado no puede resolver el problema, dado que la policía no puede estar en cada lugar donde se produce un conflicto. “Cuando una persona pretende abusar de sus derechos constitucionales, se admite que el otro pueda defenderse para garantizar los propios”, indicó.
Para el juez, esta reacción no se equipara con los casos de los llamados “justicieros”: personas que habiendo cesado la situación de peligro persiguen y matan a un delincuente. La justicia por mano propia o el linchamiento sin juicio previo, evaluó, son situaciones que ingresan en el terreno de la venganza y constituyen delito.
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