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lunes,
16 de
julio de
2007 |
No hablar de fracaso
Mauricio Tallone / La Capital
Para alguien que está convencidísimo de que Alfio Basile es el técnico ideal para conducir a la selección argentina, ni siquiera un resultado apocalíptico como el de ayer (0-3) debe empujar a escribir la palabra fracaso. Porque fracasan los que no mueren de pie, los que se dejan arrastrar por el exitismo exacerbado sin tomar el atajo del intento. Si algo no hizo el equipo en la final-derrota ante Brasil fue traicionarse. Perdió con la suya ante un rival que funcionó mejor en el momento extremo, el que siempre marca el pulso de los grandes equipos. Argentina no alcanzó el objetivo que fue a buscar a Venezuela. Nada más que eso.
Es cierto que, por historia y el peso de sus individualidades, lo único que le cabía a este equipo en la Copa América era lograr el título. De hecho, Basile eligió nombres para eso y los juntó adentro de la cancha, sin un molde colectivo que los respaldara, para romper con los 14 años de sinsabores. Pero también es verdad que nuestro fútbol supo escribir varios capítulos de equipos que contadas veces respondieron como tal e igual se los valoró en el tiempo. La lastimosa formación que llegó a la final del Mundial 90 no pateó ni al arco, más allá de los penales, pero nadie se animó a caerle con plomo como seguramente pasará a partir de hoy con el Coco y esta selección. Un detalle: el equipo de ayer, jugando muy mal y todo, le generó más situaciones de gol a Brasil que aquella selección a Alemania en la final. También dirán que un Mundial no es una Copa América y bla, bla, bla...
Es que los argentinos son así. Caminan por los extremos con suma facilidad. No reparan en los matices. Lo único que miran es la síntesis y el numerito que aparece en el resultado. Muchos menos ahora descansarán en el reconocimiento hacia Brasil. O acaso a alguien se le ocurrió pensar que este equipo de Dunga, por más ventajas que dé sin Kaká, Ronaldinho y otros, era un adversario de mucho cuidado. Cuesta tanto decir que son los mejores como admitir que una goleada no sepulta todo lo bueno que se hizo en la Copa.
Una derrota como la de ayer siempre mueve la estantería. Está claro que se impone revisar cuestiones futbolísticas y tácticas. Pero así como Basile la sabe lunga para admitir errores, también conoce el paño como nadie y un resultado no lo desviará del camino. Está bien que así sea. Julio Grondona, el presidente de la AFA, le dio una nueva oportunidad por convencimiento. El hombre fuerte del fútbol argentino no suele hacer beneficencia en este tipo de elecciones. Además, ya se probó con estilos que se ubicaban en las antípodas del Coco, como los proyectos de Marcelo Bielsa y Daniel Passarella, y la cosa tampoco resultó. Entonces, a parar la moto y modificar sólo lo que está mal. Este equipo argentino representó sin trampas un estilo y eso, por más que muchos no comulguen con esa manera de jugar, no es precisamente lo que hay que cambiar. lson los goles que sufrió Argentina durante la Copa América. Tres de ellos fueron convertidos en la final de ayer por el seleccionado brasileño.
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