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lunes,
16 de
julio de
2007 |
Palabras al viento
Gustavo Conti / La Capital
Envalentonado por los goles y los triunfos sólidos, Grondona se subió antes de tiempo al carro del triunfo para repartir palos contra Pekerman, esencialmente, y Bielsa, alabando la mano del Coco. El Boss habló y adláteres gustosos lo respaldaron. El nudo central: la decisión de José de no poner a Messi en los cuartos de final de Alemania 2006. Y dale con Pernía.
El capo de la AFA analizó aquel Messi 2006 con su realidad 2007. Pero si a este superdotado le falta para conducir un equipo al título (como al mismo Maradona, a los 21 años, en el Mundial 82), ¿cuánto más le faltaba hace un año y en una competencia mucho más trascendente que esta Copa América?
¿Qué dirá Grondona ahora, como muchos que tildaron de fracaso el Mundial 2006 que finalizó en cuartos por la imprevisibilidad (más allá de los machetes de Lehmann) de los penales? ¿Seguirá bastardeando a Pekerman, que tomó la decisión de no meter a Messi con el partido 1 a 0, cuando a poco del final estaba eliminando a la poderosa selección local, que hasta ahí había barrido toda oposición?
Si Argentina confrontó entonces con varias selecciones de nivel y pudo ir a semi, ¿qué dirá ahora, cuando el único rival a la altura del máximo potencial argentino fue un Brasil B, que lo superó bien?
Messi seguro tendrá revancha y seguirá creciendo a sus 20 años recién cumplidos, como pocos en este plantel. Por eso, en vez de hacer lo mismo y buscar hoy los padres de la derrota, hay que aprender de ella. Deschavado inútil el cortoplacismo con el que se encaró esta Copa América, se viene el tiempo de planificar a largo plazo, pensando ahora sí en Sudáfrica 2010. Esa enseñanza debe quedar. Lo demás, encima a destiempo, palabras que se lleva el viento. l
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