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miércoles,
11 de
julio de
2007 |
Los afectos, necesidad básica para los adultos mayores
Un grupo de abuelos trabaja acompañando a personas que no tienen familia
Vanesa Valenti
Los ojos de Marta Chimento se humedecen cuando habla de sus nietos. Cuenta que hace poco le envió una carta a uno de ellos y sobre el final escribió: “Alvaro, empezaste a volar. Si alguna vez no te puedo alcanzar, aminora tu marcha”. Se le ocurre decir que se trató de una tontería, pero se corrige y señala que es una enseñanza de amor. Así, la presidenta de Abuelos Sustitutos encuentra una manera de expresar en pocas palabras parte de los sentimientos que son frecuentes en los adultos mayores. El miedo a estar solos, la sensación de ya no ser útiles, el temor al alejamiento de los afectos más cercanos.
El caso de Marta se repite. Tantos abuelos con ansias de brindar afecto y tantos nietos dispuestos a sentirlo dieron origen a esta organización civil sin fines de lucro que desde hace más de dos años trabaja en Rosario en beneficio de quienes viven en los hogares, geriátricos o pasan sus días en los hospitales. Todos, puntos depositarios del cariño de quienes tienen la necesidad de dar, los adultos mayores.
Al llegar a determinada edad los abuelos se sienten amedrentados por el avance del tiempo. Muchos lo sufren y es por eso que se integran a Abuelos Sustitutos. Tal es el caso de Vilma de Perfumo, de 70 años: “Me acerqué a Abuelos porque estoy sola y considero que estar ocupada en este tipo de actividades me hace bien. Tengo nietos, hija, pero también sé que ellos tienen su lugar y a veces yo no formo parte de él”. Mientras lo dice se angustia. Se frota las manos y piensa por un momento. Luego agrega: “No es que sea intencional, pero se da”.
Por su parte, Chimento sostiene que ese abandono –voluntario o no– que sufren los ancianos, ya sea en sus casas o en los asilos, es la consecuencia de un cambio en el modo de ver la vida: “Antes la educación pasaba por la enseñanza de los valores, donde los abuelos y la familia eran fundamentales. Hoy predomina lo material por sobre lo espiritual”.
Las abuelas sustitutas son cuidadoras oficiales en los hospitales donde asisten a los pequeños enfermos e inclusive a otros adultos que no tengan familia. Trabajan de manera voluntaria en los hogares Hoprome, del padre Tomás Santidrián acompañando a los chicos en momentos importantes de sus vidas. Además los ayudan con las tareas escolares facilitándoles materiales de estudio, les enseñan idiomas o simplemente los entretienen mediante alguna actividad divertida e innovadora. Dos veces al mes visitan el Hogar del Huérfano.
Desde el año pasado su abanico de posibilidades se amplió y los abuelos no sólo se brindan a los chicos sino también a otros abuelos que están solos en los geriátricos. “Los chicos tienen sueños, proyectos e ilusiones que cuando salen tienen posibilidades de cumplir. Los abuelos después de ahí no tienen nada”, comentó Chimento, quien además señaló que bailar y cantar en esos lugares les renueva las energías a todos.
Abuelos Sustitutos está compuesta por alrededor de 40 personas que tienen entre 60 y 92 años. Sin embargo, hay actividades que no pueden realizar por sí solos por las limitaciones propias que les genera la edad, por lo cual se unieron a ellos algunos voluntarios jóvenes. A pesar de eso, no se trata de un grupo demasiado grande y las demandas que reciben son muchas. Por eso convocan nuevos voluntarios que tengan ganas de integrarse. Quienes quieran comunicarse con la organización o recibir algún tipo de información pueden llamar al 448 4050 ó 156970854. Vía e-mail los interesados pueden escribir a [email protected].
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