|
sábado,
07 de
julio de
2007 |
Vigencia del
autoritarismo
Los autoritarios son duros con los de abajo, pero sumisos con los de arriba. No solamente los torturadores y represores son ejemplos de ese tipo de personalidad, sino también mucha otra gente de apariencia común. Porque "se les canta", verduguean al que perciben como más pobre o indefenso. Muchas veces con el pretexto de la "obediencia debida" se ha intentado justificar los delitos y conductas aberrantes, pero la historia muestra que es posible desobedecer las "órdenes" de violar, robar, torturar y humillar, que alguien pudiera recibir de un superior. Una anécdota reciente viene al caso. Estaba en la cola de un cajero automático. Llegó un señor de unos cincuenta años, de aspecto corriente, como yo. Me empezó a comentar, irritado, sobre la gente que se demora mucho con las operaciones del cajero, mientras él en quince segundos liquida todo. Le respondí que algunos están aprendiendo, que otros son lentos y que hay que entender. Me dijo un poco violento que "por qué no se van a hacer atender por un cajero humano". Le dije que cada uno vive como puede y si otro nos provoca sin querer una pequeña molestia, hay que aceptarlo y no querer ponerlo contra el paredón para que todo "funcione bien". Me dí cuenta de que no le gustó mi parecer y ya no volvimos a hablarnos. Cuando me tocó el turno hice mi trámite rápido y al salir le dije con sorna: "Trece segundos". Lo dejé masticando su derrota.
Héctor Bonaparte
DNI 6.205.548
enviar nota por e-mail
|
|
|