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martes,
26 de
junio de
2007 |
Un legado de clérigos
de vida desordenada
Contrario a la creencia popular, la obra musical fue escrita en el siglo XX por el compositor alemán Carl Orff, quien recopiló 25 de los 300 poemas hallados en 1803 en un monasterio benedictino de la ciudad de Beuern, ubicado en la Baviera alemana.
Así, los llamados “Poemas de Beuern” se convirtieron en una “Carmina Burana” que respeta la rara combinación de cultura clásica y popular expuesta por los monjes. De vida desordenada y licenciosa, estos clérigos del siglo XIII desarrollaron una colección de poemas que tratan sobre la iglesia y el amor, siempre en tono satírico y con “groserías” propias de la época.
A estos poemas se los denomina goliardescos, en relación a los goliardos, personas que buscaban, ingresando a las órdenes religiosas, hacerse de comida y placeres.
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