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lunes,
25 de
junio de
2007 |
Riquelme y Messi, más de una coincidencia
Las estrellas del seleccionado argentino Lionel Messi (20 años) y Juan Román Riquelme (29 años) festejaron ayer sus respectivos cumpleaños envueltos por la joven pasión futbolera de un pueblo venezolano que los idolatra desde que arribaron a la calurosa ciudad de Maracaibo.
Junto con Tevez, las dos figuras argentinas reciben las mayores muestras de admiración popular, devenida en acoso al término de cada práctica cuando el plantel recorre entre los hinchas el breve trayecto del campo de trabajo hasta el micro que los transporta hasta el Crowne Plaza Maruma Hotel.
“Maradona, Maradona, Maradona...” clamaron ayer unas doscientas personas cuando Messi abandonaba la práctica desarrollada en la Unión Atlética Maracaibo.
El crack de Barcelona de España es una de las caras de la Copa América y su presencia despierta la atracción del público venezolano y la prensa internacional.
El rosarino, con sus flamantes 20 años, respondió con amabilidad el innumerable pedido de autógrafos y fotos de parte de un pueblo fanatizado por el fútbol y olvidado de su tradición beisbolística.
Un breve recorrido por el centro de Maracaibo alcanza para apreciar la cantidad de niños que portan la camiseta argentina con el número 19 y su apellido en la espalda.
La persecución del ídolo se extiende hasta las entrañas del propio hotel Maruma, donde se aloja el seleccionado, y generó que la organización evalúe nuevos controles para preservar la intimidad.
Los organizadores lo eligieron como uno de los promotores de la competencia y su talla agigantada apareció ayer en el Paseo Urdaneta, contiguo al estadio José Pachencho Romero. “Chávez revolucionó Venezuela y Messi, el fútbol”, bromean los futboleros más exagerados.
Más modesta pero afectiva es la demostración para Riquelme, una figura que sorprende a los propios venezolanos por su agónica inclusión en la lista de buena fe para la Copa América.
Las camisetas de Boca Juniors con la inscripción “Román” también son prendas comunes en el vestuario del fanático venezolano. l
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