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domingo,
10 de
junio de
2007 |
Los méritos de la campaña azulgrana
Pocos lo recuerdan, pero el título de San Lorenzo comenzó a gestarse en una céntrica oficina, dos meses antes del debut en el torneo. El punto de partida se produjo en una calurosa noche de diciembre, en la sede de Avenida de Mayo 1373.
En ese arduo y decisivo debate, tenaces dirigentes oficilistas y opositores- lograron convencer a un desconfiado y dubitativo Rafael Savino de que Ramón Díaz era la mejor opción para el difícil momento que atravesaba el equipo. El presidente azulgrana trató hasta las últimas consecuencias de imponer a su preferido, Leonardo Astrada, hoy DT de Colón, aunque al final no encontró quórum y debió ceder.
Sus pares estaban firmes con el riojano y hasta fueron capaces de soportar una supuesta amenaza de renuncia del mandamás, quien deseaba alguien con bajo perfil.
Aquellos ignotos pero audaces directivos entendían que, tras años de penosa intrascendencia, el club necesitaba un golpe de efecto que le permitiese retornar a los primeros planosà El resto es historia más reciente y conocida.
Como regalo de Navidad, se confirmó la llegaba al Ciclón del prestigioso entrenador. Si bien su carisma y antecedentes contagiaban optimismo, Díaz superó las expectativas con una excelente labor que se vio coronada con la obtención del Clausura.
Hasta aquí fueron casi todos aciertos los del “Pelado” en Boedo. En primer lugar le devolvió la autoestima a un plantel desmoralizado por humillantes derrotas el 7 a 1 con Boca- y el desprecio de su gente. Pese a que el club realizó sólo tres de las cuatro incorporaciones permitidas, una vez más Díaz tuvo ”buen ojo” y supo elegir.
Dos de los refuerzos, Cristian Ledesma y Gastón Fernández son de lo mejor del campeonato e incluso el “Lobo” actualmente integra la selección nacional. Es cierto que los resultados se dieron rápido y eso apuntaló el proceso. Hubo victorias importantes, pero resaltan el 3 a 0 a Boca en la Bombonera, el inolvidable 4 a 3 a Independiente en el Nuevo Gasómetro y el 1 a 0 a Newell`s en el Coloso, ya en la recta final del certamen.
El mérito de los sufridos jugadores en la conquista es enorme. El contexto era desfavorable, el público los resistía, tenían más para perder que para ganar y pocos creían en ellos.
Pero la mayoría optó, valientemente, por quedarse a saldar cuentas pendientes y en el campo de juego se notó esa sed de revancha. El caso más representativo es el de Sebastián Méndez, quien estuvo a punto de abandonar el fútbol por sentimiento de culpa tras el catastrófico 1-7 ante Boca Juniors y hoy es uno de los pilares de la defensa.
La hinchada no puede quedarse afuera de los reconocimientos. Desde 1995 que el equipo no tenía un acompañamiento tan multitudinario (promedió 30 mil personas). Y se sabe que jugar a cancha llena motiva a los propios y presiona de otra manera a los contrarios. Más práctico que vistoso, el campeón se caracterizó por ser un conjunto sólido, contundente y ordenado, con una defensa segura y un mediocampo compacto y dinámico.
En ataque tuvo explosión y gol, además de una alta efectividad. San Lorenzo, con su presidente a la cabeza, supo cambiar a tiempo y ahora festeja en invierno lo que comenzó en una noche de verano. (DYN)
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