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domingo,
10 de
junio de
2007 |
El nuevo escenario político
El cambio de algunos factores económicos y las expectativas políticas, que incluyen el triunfo de Mauricio Macri en la primera vuelta para la elección de jefe de Gobierno porteño y el posicionamiento de Cristina Fernández como posible sucesora de Néstor Kirchner, abrió el grifo de las opiniones desde algunos sectores que se habían llamado a silencio.
La inflación y las restricciones en el abastecimiento energético son temas prioritarios, pero hay otro más propio de la discusión académica: los efectos de la política de compra de dólares del BCRA para mantener el tipo de cambio alto.
La liquidación de la cosecha gruesa más el ingreso de divisas para hacerse la diferencia con la tasa de interés local obligan al Banco Central a una fuerte emisión de pesos como contrapartida al promocionado aumento de las reservas internacionales, lo cual fue motivo de algún cruce entre su presidente Martín Redrado, y la ministra de Economía.
Redrado defendió la política de compra de divisas como herramienta de prevención de crisis externas y refutó las recomendaciones para revaluar el peso: “Nada es más procíclico que la relación uno a uno con el dólar”, dijo.
El economista Eduardo Curia consideró que “para países como la Argentina, que postergaron su crecimiento, tienen que apostar a seguir con altos niveles de actividad y para eso se necesita un Banco Central desarrollista”. Más cauto, Mario Blejer, director del Banco de Inglaterra y posible candidato a ministro de Cristina, opinó que los regímenes monetarios de los países emergentes no deben someterse a recetas dogmáticas y advirtió que “si el ancla nominal está basada sólo en el tipo de cambio” puede haber problemas de “rigidez en el ajuste de la tasa real de equilibrio”. El contexto internacional de fuerte expansión pero creciente volatilidad suma lo suyo a la sustentabilidad del plan.
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