Patrimonio arquitectónico. Fueron modificadas algunas casonas antiguas del casco histórico

Preocupa en Victoria la violación a la normativa de protección edilicia

Los vecinos dudan que las reformas se ajusten a normas de protección patrimonial vigentes

Lizi Domínguez / La Capital

Victoria.— Miembros de la ONG Identidad cuestionaron las obras que se ejecutan en la casa ubicada en Ezpeleta 76 de esta ciudad, la cual se encuentra dentro del casco histórico y protegida por una normativa comunal. Allí próximamente se instalará una sucursal del banco Santander Río. Las modificaciones edilicias encendieron la polémica y avivaron la creencia de que anteriormente se violó normativa restrictiva en la materia.

   Según una ordenanza vigente, la propiedad tiene el grado de protección 2, lo cual implica que este tipo de edificios “deben ser conservados sin alterar ninguna de sus partes o características esenciales. En algunos casos podrán permitirse modificaciones parciales que no afecten aspectos valiosos de la obra”.

   De acuerdo al Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Victoria, la vivienda está calificada como “muy valiosa” en sus aspectos paisajístico-ambiental y artístico-arquitectónico se encuadra dentro de la categoría B, que “comprende edificios que por sus cualidades intrínsecas constituyen ejemplos importantes en relación a su tipología, estilo, época o ambiente local”.

   Según puede apreciarse desde el exterior, gran parte de la estructura interna del inmueble fue demolida, se removió el piso de mármol de la entrada y se retiró el emblemático portal de rejas que caracteriza a Victoria en folletos de promoción turística.

   La organización no gubernamental consultó a Obras Privadas municipal si el plan de obras de la entidad crediticia se ajusta a la ordenanza en cuestión, a lo que su titular, Ignacio Marcó, respondió que “las modificaciones a realizar estarán en concordancia con la normativa vigente” y destacó que en 1973 hubo “alteraciones de la esencia de la obra” en la fachada, patio y detalles de terminación.

   Para los miembros de Identidad, Marcó “no responde concretamente a nuestra pregunta, o en todo caso da a entender que a raíz de las reformas de 1973 la casa perdió su esencia. Este vago concepto justificaría entonces la autorización para derrumbar estructuras valiosas como las que ya se perdieron”.

   “A nuestro entender, la legislación no es retroactiva, por lo que la casa en cuestión está protegida desde 1995, cuando se sancionó una ordenanza, más allá de cualquier reforma que se le haya hecho anteriormente”, agregaron.



Preocupación. “Aceptamos de muy buen grado cualquier nuevo emprendimiento que contribuya al progreso de Victoria, pero sus responsables deben ajustarse a las normas preservacionistas y es responsabilidad de los funcionarios controlar para que éstas se cumplan”, reclamaron.

   “Estamos preocupados por las reiteradas violaciones a las normas que protegen el patrimonio arquitectónico local. Tal es el caso de la denominada Casa de la Confederación (Piaggio y Maipú), que fue derrumbada pese a que estaba amparada por un decreto provincial”, señalaron referentes de Identidad.

   Al respecto, agregaron que “días atrás la ONG ofreció un video-debate con la proyección de la demolición de esa construcción. Allí se vio que, contrariamente a lo argumentado desde el municipio en cuanto a un supuesto riesgo de derrumbe, los obreros debieron luchar contra la estructura, sólidamente plantada”.

   “Otro ejemplo es la ex casa de España casi Italia, que fue tirada abajo sin tener en cuenta que se hallaba dentro de los límites establecidos por la Ley de Casco Histórico”, refirieron desde la organización.



Demolición y misterio. En torno a esta propiedad hay un manto de misterio, no sólo por la abrupta demolición e inmediata paralización de las obras, sino por los rumores de que en la parte subterránea habría algún enterratorio.

   Ante tales versiones, Identidad pidió informes al municipio, el cual solicitó una inspección en el lugar a especialistas del Museo Provincial de Ciencias Naturales y Antropológicas, quienes a partir de una inspección superficial descartaron la hipótesis, aunque indicaron que “se requeriría de un estudio más profundo y especializado, al igual que la realización de una excavación para detectar restos históricos”.

   Lo curioso del caso es que la comuna se habría dirigido a los especialistas argumentando la posible presencia de enterratorios aborígenes, cuando en realidad se comenta que mientras se trabajaba en la demolición en el fondo de la casa, hubo un derrumbe del piso y que a través de un boquete los obreros observaron maderas de féretros cruces.

   Los trascendidos, que se constituyeron como una leyenda, dan cuenta además de que se mandó tapar el supuesto sector derrumbado y que los trabajadores fueron llamados al silencio.

   Los vinculados a la obra desmienten las versiones y otros prefieren no hablar al respecto.



Nichos. Un hecho que alimenta las fantasías en torno a la historia de esa casa, es la aparición de un pequeño sótano que puede apreciarse a simple vista desde la calle, el cual presenta pequeños nichos en una de sus paredes.

   Esta estructura, nada tendría que ver con el supuesto derrumbe aludido ni con los mentados enterratorios, era aprovechada por su antigua moradora como depósito de mercaderías y que ésta incluso lo revistió y pintó hace unos años. En realidad los pequeños nichos —según versiones de vecinos— habrían sido utilizados antiguamente para conservar bebidas, es decir, como una especie de bodega.

Aunque el municipio argumenta respeto por lo establecido, la emblemática casa de Ezpeleta 76 fue parcialmente derrumbada. Allí se instalará una sucursal del Banco Santander Río.