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 domingo, 03 de junio de 2007  
Sugestivo raíd de robos en pueblos santafesinos

Luis Emilio Blanco / La Capital

“Creíamos que vivíamos en el lugar más seguro del mundo y ahora no sabemos qué hacer para brindarles tranquilidad a nuestros hijos”, dijo Estela Ghirardotti poco antes de partir al encuentro de un psicólogo. El profesional se ocupa de la crisis que afecta a su hija de 13 años, producto del asalto de un grupo comando a su vivienda ubicada en el ejido urbano de Eusebia, localidad distante ocho kilómetros al este del límite de la provincia de Córdoba.

   Lo grave del caso reside en que el ataque no fue aislado. En los últimos años se registraron innumerables delitos similares en poblaciones cercanas a la frontera con la provincia mediterránea. Todos tienen denominadores comunes que evidencian el funcionamiento de organizaciones que cambian de objetivo pero utilizan idénticos procedimientos y logística profesional.


La tonada
Todas las víctimas dicen que los delincuentes hablan con tonada cordobesa, ingresan y se mueven con notable sigilo, someten a los ocupantes de las viviendas y los inmovilizan y golpean pero sin colocarlos en riesgo de muerte. Eligen para llevar dinero, alhajas, electrodomésticos y automóviles.

   Si bien hubo atracos en poblaciones de varios departamentos linderos con Córdoba, en los últimos quince días se registraron ataques a viviendas de Tacural, Lehmann, Ramona y Eusebia, cuatro localidades del departamento Castellanos. Del mismo modo se denunciaron hechos similares en las localidades cordobesas de Freyre, Brinkmann, Porteña y Morteros. El más reciente fue el que sufrieron los Ghirardotti, propietarios de una explotación agropecuaria. A su casa ubicada en Balcarce 493 de Eusebia ingresaron al menos cuatro hombres a las 3 del lunes 28 de mayo, mientras otros dos esperaron afuera.

   “No violentaron nada. Con suma maestría abrieron la cerradura de la puerta del frente, cortaron la alarma y nos sorprendieron mientras dormíamos”, explicó Estela, con grandes hematomas en el rostro, secuela de los golpes de sus victimarios.

   “Nos encandilaban con linternas. Nos maniataron con los cordones de zapatillas a mi y a mi esposo. Lo mismo hicieron con los chicos, una nena de 13 años y un varón de 8”.

   La mujer relató que después de reducirlos comenzaron a golpearlos para que delaten dónde escondían el dinero. “Nos manipularon psicológicamente, nos separaron, nos pegaron y nos hacían ir afuera descalzos”, detalló. No exhibieron armas pero desde el principio amenazaron al matrimonio con llevarse al niño menor si no cedían.




Asesoría
Al momento de acopiar bienes para conformar el botín intervino la hija, Rocío, quien asesoró a los malhechores sobre el valor de los electrodomésticos como un plasma de 42”, una notebook, un DVD, un reproductor de MP3, celulares, un reloj Rolex y joyas, para que se contentaran y no dañaran a nadie de la casa.

   Los intrusos golpearon al matrimonio cuando pidieron la llave de un BMW. “La llave es una tarjeta y pensó que lo estábamos engañando”, contó la mujer y aseguró que los delincuentes tenían entre 18 y 25 años. Como no pudieron poner en marcha el auto, se llevaron una camioneta Toyota Hilux nueva. Desaparecieron con un botín de unos 300 mil pesos.


En Ramona
Siete días antes, Fabricio Arnaudo, su mujer y sus hijos de 9 y 4 años sufrieron una situación similar en Ramona, una localidad vecina. A su casa ingresaron siete hombres a las 3 y partieron una hora más tarde. El procedimiento fue similar al caso anterior, sólo que en esta oportunidad se alzaron con dinero de un pub de la familia, gran cantidad de prendas de primeras marcas de un negocio que poseen en un local aledaño a la casa y con un automóvil Chevrolet Astra. Esta vez el valor robado se calcula en 80 mil pesos.

   Tanto del lado santafesino, como del cordobés, los vecinos cuentan historias que hablan de organizaciones que actúan con connivencia de la policía de ambas provincias. Según los lugareños, se escudan en la lentitud de los trámites judiciales para ordenar procedimientos en la provincia vecina, en la ausencia de coordinación entre las fuerzas, en la falta de controles en los caminos interprovinciales y en la corrupción.

    “No tengo dudas de que la policía participa de estos robos”, disparó el propietario de un comedor de Morteros, una ciudad cordobesa de alrededor de 18 mil habitantes. “Siempre hubo rumores de que hay grupos de acá que salen a robar a territorio santafesino. Van, golpean, vuelven y acá viven como vecinos respetables”, contó el comerciante.

   Aunque la conjetura no tiene rigor, con pequeñas variantes se repite en cada uno de los consultados. “Esta es una zona liberada. Se dedican a robar y repartir. No hay forma de comprobar la complicidad policial pero se sospecha por la repetición de robos que nunca esclarecen”, lanzó un vecino que evitó identificarse. “Se dice que actúan con la premisa de no matar a nadie, sólo de robar y escapar”. l
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Fabricio perdió un auto y 80 mil pesos en Ramona.

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