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domingo,
03 de
junio de
2007 |
Agrotendencias 2007. Preocupación por la intervención oficial en el mercado
Los commodities agrícolas tienen resto y Argentina busca la forma de aprovecharlo
Analistas de todo el mundo analizaron las oportunidades y los desafíos para el sector
Fabiana Monti / Economía
El escenario futuro de los commodities agrícolas viene viento en popa. Empujados sobre todo por el furor mundial de los biocombustibles y la evolución de economías como la de China —y de no mediar catástrofes climáticas que cambien el horizonte y políticas gubernamentales que redireccionen las tendencias— todo hace indicar que los precios de los granos mantendrán una tendencia firme y sostenida.
Pero en un escenario tan alentador a raíz del cambio de paradigma que resulta de la aparición del sector energético en los negocios del campo, también hay que andar con pie de plomo. En ese sentido, analistas como Thomas Mielke de Oil World advirtió acerca de las “correcciones que puede haber el año próximo en las políticas de biocombustibles a raíz de que la gran demanda no puede ser satisfecha”.
El análisis y el debate acerca de cómo se prepara el mundo y en particular la Argentina en este juego de oferta y demanda tuvo lugar la semana pasada en el seminario Agrotendencias 2007, organizado por la Federación de Acopiadores de Granos, un espacio en el cual quedó abierto el interrogante sobre cómo el país podrá aprovechar esta corriente positiva.
Que el sector granario está desde hace unos años de parabienes nadie lo discute. Lo que todo el mundo se pregunta es si esto es sólo una buena racha o es una tendencia a largo plazo, que ocupó los debates de un auditorio ansioso por dilucidar el interrongante.
Para despejar estas dudas, David Stalling, representante del departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda) —organismo que fija las tendencias agrícolas en el mundo— señaló que “en los próximos diez años persistirá el escenario alcista por una convergencia de factores”, entre los que destacó la evolución de China “que está ralentizando su crecimiento, pasando del 10 al 9 por ciento”, pese a lo cual “sigue siendo un factor positivo”.
Stalling sostuvo que el aumento de los ingresos se traduce en incremento de la demanda de alimentos y esto impacta en los mercados agrícolas. “El corolario es la demanda de etanol, el maíz desplaza a la soja en la superficie de siembra en los Estados Unidos, se incrementan los precios de todos los cultivos e irrumpe toda una nueva industria de refinería que crece”. dijo.
El maíz y el trigo
En este escenario, el que irrumpe con un gran protagonismo es el maíz. Tanto los expertos nacionales como internacionales coincidieron en señalar que habrá un importante aumento en su producción movilizado por la industria del etanol pero el incremento del consumo será todavía mayor en todo el mundo.
En ese sentido, si bien Estados Unidos aumentará su área de siembra con el cereal grueso y otros países como China también lo harán, no serán suficiente para la demanda. “Será clave para el mundo cómo reaccione la Argentina y lo que decidan sembrar en este país en la próxima campaña. Estamos curiosos de ver sus decisiones de siembra”, dijo Edgard Allen, del Usda.
Los analistas también indicaron que el país se encuentra en una situación de privilegio con respecto a este cultivo, ya que EEUU redujo sus exportaciones y el país es el segundo exportador a nivel mundial.
Si el mercado del maíz está convulsionado el del trigo aún más, aunque con mayor condimento local. Si bien el cereal tiene una perspectiva internacional óptima —producto de la escasez en el mundo a raíz de las malas cosechas en países productores que llevaron a una baja importante en los stocks mundiales— las intervenciones estatales en Argentina condicionaron este mercado.
“El trigo podría valer hasta 540 pesos, un 40% más de lo que valdría en un mercado puro y cristalino”, indicó Enrique Erize, analista de la consultora Nóvitas. Al respecto, agregó que precisamente la dificultad es que el cereal tiene varios valores, y que “por un mercado de 2 millones de toneladas (el interno) se está complicando uno de 12 millones”.
Marcando lo que será toda una tendencia a nivel nacional, el secretario de Agricultura de la Nación, Javier de Urquiza, dejó en claro que “el Estado argentino va a seguir interviniendo como todos lo hacen” y puntualizó: “Europa hace esto generando subsidios para sus productores”.
La soja y el girasol
La soja, otrora reina del mundo, hoy aparece en segundo plano. De todos modos hay quienes sostienen, como Enrique Erize, que en la campaña 2007/2008 volverá a ser la estrella. “La vedette en el 2005/ 2006 en el mundo fue el trigo y acá no pudimos aprovecharlo. Después en el 2006/2007 fue el maíz y el 2007/2008 sera la soja” explicó y se explayó: “Es inevitable porque vamos a aumentar el área de maíz a costa de la soja y el mundo quiere soja. La demanda mundial de maíz creció desde los 60 hasta hoy tres veces y media y la de soja nueve veces y media. Queda claro que el mundo quiere soja y a Brasil no le dan los números”, graficó.
Por su parte, Thomas Mielke, del Oil World, advirtió que se observa un “potencial alcista del precio de la soja en el mediano plazo”. Explicó que lo que “vamos a ver es una lucha por la superficie y cuando se hable de plantación de primavera, la distribución del área redundará en un alza de los precios. Por lo tanto, aunque EEUU tiene mucha soja, está sembrando más maíz y le permite a Argentina ingresar a la cancha, porque el mundo dependerá cada vez más de la producción sudamericana”, dijo.
Mielke también auguró grandes oportunidades para los productores de girasol en Argentina ya que otros países redujeron su exportación y esto generó una suba de precios.
“El agro le está dando el tiempo necesario a la clase política para hacer los ajustes que contribuyan a un crecimiento sostenido”, resumió el economista Raúl Fuentes Rossi. Habrá que ver si llegan a tiempo.
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El gobierno reiteró en el seminario que mantendrá su política de intervención en el sector.
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