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 sábado, 26 de mayo de 2007  
Murió el joven baleado por un policía
Pablo Espíndola tenía 25 años. El jueves un cabo le disparó en la cabeza tras una discusión

Pablo Espíndola, el pibe de 25 años baleado en la cabeza por un policía durante una discusión, falleció anoche por las lesiones que le causó el disparo. En ese trágico marco, los familiares del muchacho y algunos testigos del ataque aportaron un dato inquietante: aseguraron que fue fusilado a quemarropa tras recibir un culatazo y cuando se estaba reincorporando de una caída. Por el crimen está detenido Pablo Galmarini, un cabo de la Patrulla Urbana a quien la víctima ya había denunciado por amenazas de muerte.

   Espíndola fue baleado en Uruguay y Magallanes cuando estaba junto a su hermano Gustavo, de 16 años. Testigos de la agresión contaron que un policía uniformado bajó de un auto particular, y tras discutir con los jóvenes, golpeó y disparó a la cabeza del mayor de ellos.

   El Rusito, como le decían a Espíndola, fue derivado en estado crítico al Heca. Había sufrido pérdida de sangre y de masa encefálica. Fue operado y quedó en coma, conectado a un respirador. Pero no pudo sobrevivir a las lesiones y murió anoche, a las 20.20. “No se imaginan el dolor que es esto”, exclamó el padre del muchacho cuando los médicos le comunicaron el deceso.


El homicida
El cabo Pablo Galmarini vive hace cuatro años en el Fonavi de Rouillón y Seguí, a dos escaleras de la casa de la víctima, lugar donde anoche se vivía un clima de máxima tensión (ver aparte). El uniformado tenía diferencias con los Espíndola porque no aprobaba el noviazgo de su hijastra con Gustavo. Y por eso, dicen, un año atrás los hermanos lo denunciaron en Tribunales por amenazas.

   Galmarini, de 36 años, estuvo imputado por las muertes de Rubén Ortega y Esteban Cabral, baleados en febrero de 2001 en un supuesto enfrentamiento, aunque los familiares aseguraron que los ejecutaron mientras dormían en una casilla de Avellaneda y Uriburu.

   El efectivo está alojado en el penal policial y será indagado hoy por la jueza de Instrucción Nº 2, Alejandra Rodenas. No fue interrogado ayer porque “debió recibir asistencia médica por un pico de prisión”, según se indicó. En tanto, el arma del cabo fue sometida a pericias, mientras que algunos testigos prestaron declaración en la División Judiciales.

   Poco antes del deceso de Pablo, sus familiares se presentaron en la fiscalía en turno para denunciar un episodio de persecución policial y plantear que Galmarini estaba acompañado por otro efectivo. Los dos persiguieron a Gustavo hasta que Pablo llegó en su defensa y se inició la discusión. Pero no pudieron hacer la presentación porque les comunicaron desde el Heca que el cuadro de Pablo se agravaba.

   Según Norma Ríos, de la APDH, ayer a la tarde el padre de Pablo salió a devolver un celular con el que un testigo había filmado los instantes posteriores al disparo, pero “no pudo hacerlo porque lo persiguió un móvil policial y se sintió intimidado”, reveló Ríos, quien aseguró que la organización de derechos humanos seguirá el caso “porque es un claro ejemplo de fusilamiento policial”.
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El hermano del Rusito Espíndola, sus amigos y sus padres cuando se enteraron de su muerte.


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