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 sábado, 26 de mayo de 2007  
Encapuchados roban $ 17 mil de una vidriería

Fríos, tranquilos, sin lastimar o amedrentar a su víctima, muy profesionales. Así actuaron cuatro encapuchados y armados con pistolas al copar ayer a la madrugada una distribuidora de vidrios de la zona sudoeste. Pusieron fuera de juego al vigilador y luego de una paciente labor de búsqueda, y desactivar alarmas y cámaras de video, se alzaron con 17 mil pesos en efectivo.

   Ocurrió poco después de la 1.30 en José Trento Vidrios, de calle 1710 al 3500, a escasos metros de Circunvalación y Presidente Perón. A esa hora, en el inmenso predio sólo se encontraba el custodio Gerardo De Marco, de 44 años, empleado de una agencia privada de seguridad.

   Todo comenzó cuando el vigilador tuvo que salir al playón alertado por los ladridos de una perra que estaba muy inquieta por la proximidad de la sombra de un hombre. “Cuando se acercó para ver qué sucedía, lo encañonaron con un arma. Enseguida aparecieron dos hombres mas y la banda logró acceder a la empresa”, comentó una fuente policial.


Maniatado
De Marco fue conducido hacia el interior de una pieza utilizada por los vigiladores. Ahí lo dejaron tirado sobre una cama y le ataron las manos con precintos plásticos. Mientras uno de los hampones se quedó vigilándolo, el resto del grupo fue a la planta alta de las instalaciones en busca de dinero. “El sereno contó que no lo golpearon. De acuerdo a lo que pudo ver, se trataría de hombres de unos 30 años, vestían ropas comunes, eran delgados y de estatura mediana. Todos llevaban capuchas”, señaló un vocero.

   Desde su incómoda posición, De Marco no pudo ver a los delincuentes, sólo escuchar los ruidos producidos por el desorden que causaban en la planta alta. La gavilla revisó palmo a palmo las instalaciones hasta hallar los 17 mil pesos, pero también neutralizar on el sistema de alarma y arrancaron las bocinas que estaban ubicadas en las paredes del exterior y rompieron las cámaras de video.

   Al cabo de una hora de trabajo, la banda anunció la retirada. “Quedate piola y no te muevas por diez minutos”, le advirtieron al sereno y como señal de «buena voluntad» le dejaron el teléfono celular, que quedó sobre una mesita.

   Los investigadores no contaban con datos para dar con los delincuentes. “Probablemente haya habido otro más en algún vehículo de apoyo, pero hasta ahora no encontramos testigos que hayan visto movimientos”.
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