|
sábado,
26 de
mayo de
2007 |
Amargura por
diversión
Salir a bailar más que una diversión resulta lo contrario: a la salida de los boliches los taxis no existen, los colectivos cambian recorridos y hay mínima frecuencia. A esto se suma que dentro del boliche uno está tan expuesto a los peligros como afuera. Pese a la ley antitabaco, es muy difícil hacerla cumplir en lugares con tanta concurrencia y hace un par de semanas atrás me vi en una situación en la que una persona, fumando en medio de tanta gente, me quemó en el rostro, cayendo el cigarrillo encendido dentro de mi ropa. Me produjo quemaduras en el pecho y el abdomen. Me pregunto, por qué para divertirse y pasar un buen momento luego de una semana de trabajo y estudio uno tiene que soportar estas cosas.
Rocío Toledo
enviar nota por e-mail
|
|
|